10/8/14
Construye tu casa
1° Si un pájaro como el hornero construye su casa, con la sola herramienta de su pico, y con materiales tan elementales ¿Cómo puede ser que un hombre, dotado de inteligencia, no pueda construir su vivienda?
2° El gaucho “ignorante”, olvidado y menospreciado, aprendió del hornero a construir su rancho ¿Cuál es la razón para que el hombre de la ciudad nunca aprenda?
3° La naturaleza es la madre de las maestras; pero poco a poco nos fueron pasando de lo natural a lo que es contra naturaleza. Los resultados están a la vista, pero perdimos la capacidad de ver la realidad.
4° El hornero, junto con los demás pájaros, construyen
su nido donde luego criarán a sus pichones; millones de parejas humanas, se
llenan de hijos y luego salen a reclamar que derecho a una vivienda digna.
5° ¿Acaso alguien ha visto a los pichones de horneros ocupar la casa que dejaros su padres? Sin embargo muchas veces hemos visto meter a los viejos en un geriátrico para quedarse con la casa.
6° Seguramente muchos piensan ¿Para qué hacer una casa si solo estaré un tiempito con esta pareja? Este es el principio de aquellos que ni siquiera llegan a tener una mente de pajarito.
El Hornero
Es el pico
su herramienta,
Su
material, barro y paja;
Así el hornero trabaja
Así el hornero trabaja
Contento
por la tormenta.
Es un
ejemplo que alienta;
A tener la
propia casa,
Pues quien
en esto se atrasa,
Se le va
todo en la renta.
Este
pájaro es maestro
Sin que
así se lo proponga;
Y su
lección se prolonga
Hasta ser
modelo nuestro.
Si cada
hombre construyera,
Su casa
como el hornero;
El hogar
de cada obrero
Necesidad
no tuviera.
T.L.
9/8/14
El Hornero
Es el pico su herramienta,
Su material, barro y paja;
Así el hornero trabaja
Contento por la tormenta.
Es un
ejemplo que alienta;
A tener la propia casa,
Pues quien en esto se atrasa,
Se le va todo en la renta.
Este
pájaro es maestro
Sin que así se lo proponga;
Y su lección se prolonga
Hasta ser modelo nuestro.
Si cada
hombre construyera,
Su casa como el hornero;
El hogar de cada obrero
Necesidad no tuviera.
T.L.
Es el pico su herramienta,
Su material, barro y paja;
Así el hornero trabaja
Contento por la tormenta.
A tener la propia casa,
Pues quien en esto se atrasa,
Se le va todo en la renta.
Sin que así se lo proponga;
Y su lección se prolonga
Hasta ser modelo nuestro.
Su casa como el hornero;
El hogar de cada obrero
Necesidad no tuviera.
T.L.
8/4/14
¿EVANGELIZACION O LAVADO CEREBRAL?
J. White
- H. Bürki - R. Halverson
PROLOGO
EDICIONES
CERTEZA es la empresa editorial de Comunidad Internacional de Estudiantes
Evangélicos (International Fellowship of Evangelical Students). Bernardo de
Irigoyen 840, Buenos Aires, Argentina.
Los tres
ensayos que aquí se presentan han tenido una vasta acogida entre la juventud
evangélica de América Latina. Se trata de trabajos de autocrítica escritos por
personas que desarrollan una gran actividad en la evangelización, pero que al
mismo tiempo ven con preocupación la existencia de ciertas tendencias
deformantes en la práctica evangelizadora protestante.
Movida
por una dinámica interna similar a la de los tiempos bíblicos, la comunidad
evangélica de América Latina ha crecido en forma asombrosa desde fines del
siglo pasado. Sin embargo, el estudio de tal crecimiento necesita una nota
crítica de raíces bíblicas, para ser evaluado adecuadamente. Los trabajos de.
White y Bürki nos proveen un excelente punto de partida El trabajo de
Halverson, por otra parte, completa a los anteriores ofreciendo una exposición
positiva de la enseñanza bíblica, que destaca la íntima relación entre la vida
y la misión de la comunidad cristiana.
América
Latina fue objeto de un proceso de "cristianización" con la conquista
ibérica del siglo XVI. Dentro de las propias filas de la cristiandad oficial
establecida entonces, han surgido hoy en día voces críticas que cuestionan la
validez evangélica de aquélla empresa. Es tiempo de que los evangélicos
empiecen también una autocrítica seria que evite la repetición, dentro de otras
circunstancias, del error católico del siglo XVI. Esa convicción mueve a los
editores de este cuaderno.
Agradecemos
a la revista Christianity Today, poseedora de los derechos de autor de los
trabajos de Burki y Halverson, y a la revista Pensamiento Cristiano, Que
publicó estos tres trabajos por primera vez en nuestra lengua Ambas nos
otorgaron los permisos correspondientes.
¿EVANGELIZACION O TECNICAS DE
VENTA?
JOHN WHITE
El autor
es médico psiquiatra graduado en Manchester, Inglaterra, y profesor en la Universidad de
Winnipeg, Canadá, donde también ejerce su profesión. Durante varios años fue
misionero en América Latina, tanto entre tribus primitivas de Bolivia, como
entre universitarios del continente con la Comunidad Internacional
de Estudiantes Evangélicos. Es pastor laico de una congregación evangélica en
la misma ciudad donde vive.
Los
Editores
¿EVANGELIZACION O TECNICAS DE
VENTA?
John
White
Vi por
primera vez un "lavado de cerebro evangélico" en Inglaterra, en 1945.
Me habían encargado la tarea de ayudar a cierta chica que una noche había
"pasado al frente" y que a la mañana siguiente, al despertarse, se
dio cuenta que la habían empujado con engaños a "hacer una decisión".
Su angustia y confusión me perturbaron profundamente.
Se podría
argüir que su conversión fue genuina, y que la reacción posterior fue obra del
diablo. Recuerdo que yo mismo juzgué las cosas de ese modo aquella vez. Ahora
me inclino mucho más a creer que la conversión de esa muchacha había sido
psicológica pero no espiritual.
Me
explico. En cierto modo toda conversión siempre. Es psicológica. Toda
conversión supone una decisión y un cambio de actitud, y ambas cosas son
fenómenos psicológicos. Pero mientras en la conversión espiritual los cambios
emocionales son el resultado de la obra de Dios, en una conversión puramente
psicológica tales cambios es el resultado de una técnica o de la presión
emocional. No representan un milagro de la gracia.
La
distinción empecé a advertirla cuando tuve noticias de las "técnicas de
evangelización" usadas por los comunistas chinos, inmediatamente después
del triunfo de su revolución. Tenían grandes reuniones calcadas de nuestras
reuniones evangélicas. Completas con todo: coritos comunistas, testimonios,
predicadores "dinámicos", obreros personales y llamamientos.
¿Falsificación diabólica? ¡No precisamente! Se trataba más bien de la manera
china de usar abierta y deliberadamente, las técnicas que; algunos evangelistas
(tal vez inconscientemente) usan para conseguir convertidos.
Nuestras
mentes están sujetas a ciertas leyes y por ello mismo, hasta cierto punto, es
posible camuflarlas. Si estoy en medio de una gran multitud, y me haces reír,
luego llorar, luego reír, luego llorar otra vez; si además repites Ciertas
frases con insistencia y alternativamente me respondes y me consuelas;
entonces, si no estoy prevenido, mi mente se va poniendo como arcilla en tus
manos.
Puede así
llegar el momento en que hagas lo que quieras conmigo. 'Mi juicio está
deteriorado, mi conciencia inflamada, mis emociones hacen que todo me parezca
diferente. Si en tales condiciones tomo la decisión que quieres que tome,
cualquiera sea esa "decisión", probablemente experimentaré una
sensación de alivio, gozo y paz. Este es un fenómeno psicológico muy conocido.
Las técnicas que lo demuestran son igualmente conocidas. Y es probable que,
aunque esté prevenido, me resulte difícil sustraerme a la acción de éstas, por
lo menos temporalmente.
La
verdadera conversión, en cambio, es algo mucho más profundo. Tiene una
dimensión no material, no psicológica. Produce más que gozo y paz temporales.
Hace que surja la bondad, el hambre y la sed de rectitud, la pobreza en
espíritu, y todos los frutos de justicia.
Si eres
predicador del evangelio, debes saber bien lo que haces. Ponte en guardia
contra la posibilidad de usar tus habilidades de predicador para hacer
psicoterapia de masas. Recuerda que estás colaborando con el Espíritu Santo. No
pongas tanto empeño en conseguir gran número de conversiones, no sea que
comiences a querer hacer la obra que
sólo corresponde al Espíritu. Tu tarea es explicar la Palabra de Dios y señalar
sus aplicaciones. La obra de Dios es la de hacer que esta Palabra penetre de
tal modo en la conciencia de una persona, que la lleve a sentir convicción. En
consecuencia, no te dediques a tocar la conciencia de nadie contando historias
pavorosas. Deja que el Espíritu Santo haga la obra de convencer y despertar
temor. Las historias deben servir para ilustrar puntos oscuros de la enseñanza,
no para producir pánico en la congregación.
¿Quiere decir esto que todas las
técnicas de evangelización son malas?
No, no lo
creo. Es imposible hacer cualquier cosa sin cierto grado de técnica.
Necesitamos técnicas para comunicar la verdad con claridad. Yo diría más bien
que las técnicas se vuelven inmorales cuando, consciente o inconsciente mente,
las usamos para intentar manejar la voluntad, las emociones o la conciencia de
otro ser humano. También se vuelven inmorales cuando en nuestra mente se hacen
más importantes que el Espíritu de Dios. Se vuelven inmorales cuando más que
las personas nos importan los resultados.
Falsas emociones
No estoy
en contra de las emociones en la predicación, pero sí del emocionalismo. No me
opongo a la persuasión fervorosa, pero sí al uso de artimañas para hacer que un
hombre cambie su manera de pensar. Pablo rogaba y amonestaba a sus oyentes aún
con lágrimas. Esto es grandioso. El Evangelio de Jesucristo no es una fría
proposición intelectual. La situación de un hombre sin Cristo tampoco es
meramente asunto de interés académico.
Así que,
tengamos lágrimas, pero no "técnicas lacrimógenas"; tengamos
amonestación y súplicas, pero no técnicas de persuasión. Cuando uno está
realmente preocupado amonesta con súplica; pero cuando ha leído un manual sobre
la metodología para conseguir que la gente tome decisiones, lo que está
haciendo es usar una técnica de persuasión. Es preferible tener un predicador
que llora y una congregación que permanece inmutable, y no lo contrario. El
predicador tiene motivos para llorar. El ve, o debería ver, las cosas tal como
son, y su tarea es comunicar lo que ve. Puede que no siempre sea capaz de
controlar sus emociones.
El peligro
de la manipulación psicológica, sin embargo, no se limita a las reuniones
colectivas. Las técnicas de evangelización personal pueden ser igualmente
peligrosas.
¿No te
has cruzado con personas que te han dicho "yo ya pasé por eso"? Les
preguntas un poco más y descubres que habían "aceptado al Señor"
cuando un obrero personal demasiado celoso los presionó mucho. Es verdad que
algunos de tales "convertidos" pueden ser hombres y mujeres
regenerados que han retrocedido en su fe. Pero estoy igualmente seguro que son
muchos más los que sólo fueron objeto del lavado cerebral de algún "obrero
personal".
Parte de
nuestro problema surge del hecho de que estamos desesperados por conseguir
resultados. Quienes dan todo su tiempo a la obra del Señor deben probar que son
obreros dignos de su salario. Tienen que conseguir resultados y están tan
desesperados por ello como un vendedor. Tienen que probar su calidad espiritual
consiguiendo algunos trofeos (así como los valientes prueban su fuerza con los
logros de la fuerza física).
Ahora
bien, los resultados deben tomarse en cuenta. Yo no me atrevo a decir que no
debemos sentimos inquietos si entre las personas que nos rodean no hay
conversiones. Debería inquietarnos mucho. Pero los resultados, para tener algún
valor, deben ser genuinos. Lo que prepara a un hombre para ir al cielo es la
regeneración y no el pasar por las distintas etapas de una conversión
psicológica. Y pregunto otra vez, ¿cuál
es mi móvil al querer resultados? ¿Preocupación por mi prójimo? ¿El amor de
Cristo que me constriñe?
¿Anhelo
de la gloria de Dios? ¿O simplemente estoy tratando de demostrar algo, de lucir
algo?
Falsos motivos
Otro
problema básico de nuestra pasión por resultados es que pertenecemos a una
cultura de vendedores. El representante real del siglo XX no es el científico
ni el viajero espacial, sino el vendedor. Es él la persona que realmente
mantiene la máquina en movimiento, y el éxito de un vendedor se mide por el
numero de cosas que consigue vender. Si vende, triunfa.
Muchos
vendedores tienen dudas secretas acerca de la calidad del producto que están
vendiendo. Sin embargo, deben reprimir estas dudas y usar las técnicas de
ventas que se les han enseñado. De hecho, las grandes compañías tienen sus
propias técnicas para mantener bien alta la moral del vendedor.
El
vendedor debe vestir bien y conducir un lindo automóvil. Esto crea a su
alrededor una aureola de éxito y el éxito trae más éxito. El vendedor tiene que
mostrarse "interesado" en sus clientes y su interés debe parecer
"genuino". (Me pregunto si puede haber un interés genuino cuando en
última instancia el móvil es la venta, la comisión y el puesto de honor en el
rol de vendedores).
El
vendedor debe demostrar no sólo la virtud de su producto, sino que tal producto
es justo lo que el cliente necesita. El vendedor de enciclopedias está
genuinamente tratando de ayudar al Sr. Pérez a resolver sus problemas
culturales, pero tiene que resolverlos ahora. ¿Por qué esperar? La oferta que
se le hace a Pérez es sin paralelo, es de algo que necesita ahora ¡Al comprar
la enciclopedia va a ahorrar dinero!
Como
vivimos en un mundo de vendedores que van de puerta en puerta y de otros un
poco más sofisticados; de avisos comerciales en la radio y televisión; de
espacios de publicidad en las revistas y de mil y una maniobras publicitarias,
resulta lo más natural que pensemos que el evangelio es una cosa más de las que
hay que vender. De hecho, hay ciertos misioneros y evangelistas que afirman que
la evangelización es un asunto de "arte de vender".
Las
comparaciones son obvias. Tenemos algo que todo el mundo necesita. Somos
responsables de llevar el conocimiento de ese algo (o alguien) a toda criatura.
El tiempo es importante. Los hombres y mujeres deberían decidirse por nuestro
Producto (perdonen el uso de esta repugnante palabra).
Pero hay ciertos peligros en la
comparación.
El Sr.
Pérez puede comprarse una enciclopedia (presionado por la técnica del vendedor)
y darse cuenta después de que no era eso lo que él quería hacer. Le han lavado
el cerebro, por no decir más. La experiencia le va a resultar ingrata, pero no
adquiere las dimensiones de una tragedia La cosa es realmente trágica cuando el
decidirse por Cristo para una persona representa solamente el ceder al
"arte de vender" de algún cristiano.
Falsa esperanza
En
primer lugar, si el Espíritu Santo no ha obrado, la persona no ha nacido de nuevo.
Su "fe" no es' fe salvadora. Tiene una falsa esperanza.
Por otra
parte; si posteriormente reacciona contra su "conversión" su
"resistencia a que le vendan" va a aumentar en alto grado como
resistencia al evangelio. Hay por todo el mundo muchísima gente que está en una
actitud doblemente adversa al evangelio porque ha pasado por una experiencia
espuria de conversión.
Lo que es
más, la mentalidad de vendedor está llena de trampas y peligros latentes. Va
contra la esencia misma de lo que es el testimonio. Vestirse muy bien ¿Por qué?
¿Para impresionar? ¿En bien del testimonio? ¿Consiste el testimonio en un traje
impecable y una camisa y corbata del mejor estilo? ¿No estaremos confundiendo
el testimonio con la "reputación" y la "imagen para el
público"?
Lo que es
todavía peor. ¿Eres tú uno de esos pobres cristianos que se esfuerzan por
aparentar una fachada de vida victoriosa "para atraer a otros hacia
Cristo"? Esto, por supuesto, es tu equivalente de un traje impecable.
Sonríes (o se supone que lo hagas) porque un cristiano es una persona gozosa.
Procuras parecerte a Jesús aunque no tienes una idea clara de lo que es' ese
parecido con Jesús.
Es parte
de la técnica. Tienes que atraer a los demás hacia Cristo. Y si esto significa
su primer algo de tu manera de ser, de tu yo real, y ponerte la careta de un
gran actor, bueno, eso es parte del testimonio. Tu manera real de ser, tu yo
verdadero, aparece en la noche, en tu cuarto, cuando no hay nadie que te vea
más que' Dios y la opinión de él no es la de un posible cliente, un posible convertido. ¡Ya está en el grupo
de los "tuyos"!
¿Nunca se
te ha ocurrido que la esencia de un testigo (una parte inmensa de la
evangelización) es precisamente la simple honestidad? Tú eres sal -te sientas
sal o no. No se te ha dicho que actúes como si fueses sal,' sino que seas lo
que eres. Tú eres luz. Dios ha hecho una obra en tu vida. No procures brillar.
Deja que brille la luz que Dios ponga en ti.
Ser honesto
Ahora
bien, dejar que tu luz brille exige sólo una cosa: honestidad. Es una exigencia
de honestidad ante los no creyentes. De hecho, tal honestidad es en sí misma el
99 por ciento del testimonio. Testificar no es ponerse una fachada cristiana
como para convencer a probables clientes. Testificar es ser honesto, esto es,
ser consecuente con lo que Dios ha hecho en tu manera de hablar y en tu
conducta diaria.
Tal
honestidad demandará que hables acerca de Cristo con aquellos incrédulos que
conversan contigo. El hecho de que en el pasado hayas tenido que inventar
trucos para crear oportunidades de hablar de las realidades espirituales prueba
que subconscientemente has estado invalidando las oportunidades que
continuamente se te presentan.
Todos
nosotros escondemos nuestro yo real detrás de una fachada. Mantener la imagen
que hemos creado para los demás nos exige que hablemos, que nos riamos y que
nos conduzcamos de cierta manera. Nuestra conversación va dirigida a crear
cierta impresión en aquellos con quienes hablamos, a construir o preservar la
imagen de nosotros mismos que queremos vender a los demás. Ahora bien, para
muchos de nosotros "testificar" quiere decir agregar ciertos detalles
cristianos a esta imagen. Pero al hacer esto nos estamos predicando a nosotros
mismos, no a Cristo.
Por otro
lado, el verdadero testificar significa abolir la fachada detrás de la que nos
escondemos, no modificada. Vivir detrás de una fachada es esconder mi luz
"debajo de un almud". Es falsedad; y la falsedad opaca la luz divina,
no la refleja.
Ahora
bien, si tu eres siquiera parcialmente honesto (la honestidad total es rara y
es cosa difícil), en una conversación con un no creyente va a resultarte muy
difícil el evitar hablar acerca de Cristo y lo cristiano. ¿Dices tú que es
difícil testificar? Yo afirmo que con un poco de honestidad resulta imposible
no testificar.
Ignorancia honesta
Ahora
bien, la honestidad exige también que admitamos que no lo sabemos todo. Un buen
vendedor siempre tiene una respuesta, jamás se queda sin responder. Pero tú no
has sido llamado a ser un vendedor, sino un testigo. Esto es, a ser franco y
abierto en cuanto a lo que sabes y a lo que has experimentado.
¿Estás a
lo mejor esperando a tener todas las respuestas para comenzar a testificar? No
lo hagas. Procura por todos los medios encontrar respuestas a los problemas,
pero no pospongas tu testimonio hasta tenerlas todas. Prepárate a decir que no
sabes cuando ese caso llegue. Nadie se va a sorprender. Dios no depende de la
capacidad de discusión de los cristianos.
Hace unos
años algunos alumnos del Instituto Bíblico Moody organizaron una reunión en la Universidad de
Chicago. Personalmente yo no hubiese considerado que alumnos de ese instituto
eran los más indicados para evangelizar a personas tan intelectualizadas y
sofisticadas como los estudiantes de la Universidad de Chicago (lo digo sin propósito de
ofender). Cuando llegó el momento de las preguntas y respuestas los asistentes
hicieron una serie de preguntas difíciles. Los estudiantes de Moody tuvieron el
buen sentido y la honestidad de admitir que no podían responder a algunas de
ellas. Su honestidad fue parte integral de su testimonio.
Ella
cumplió su propósito. Uno de los catedráticos de la Universidad de Chicago
expresó públicamente su interés en saber más acerca del mensaje. Dijo que era
la primera vez en su vida que se encontraba con cristianos que admitían que no
sabían todas las respuestas. Esto, dijo, en vez de disminuir su confianza en
ellos, la había aumentado.
Valoración honesta
La
honestidad requiere también que reconozcamos el fracaso. Es malo el fracaso,
pero es peor engañarse respecto al fracaso. El fin no justifica los medios,
nunca.
No quiero
decir que la honestidad signifique dar rienda suelta a tus peores instintos.
Pero creo firmemente que encolerizarte es mejor que fingir que no estás
encolerizado. Sostengo firmemente también que admitir que fracasas en tu vida
cristiana, lejos de ser perjudicial al testimonio, puede aún ser una parte del
mismo. Tu honestidad en sí misma es un testimonio. Admitir fallas demanda valor
y gracia realimente espirituales. Sólo aquél que no está preocupado con su
"imagen pública", sino con su Señor, está en condiciones de hacerla.
¿Pero
acaso el pecado y nuestras fallas no son vergüenza para el Señor? Sí, lo son de
hecho. Pero la vergüenza no se quita encubriendo el pecado sino ocupándose de
él como corresponde, y es claro que no puedes comenzar a ocuparte de él como
corresponde hasta que no seas honesto contigo mismo y, cuando sea necesario,
con los demás, respecto a dicho pecado.
No
esperes ser perfecto para testificar. Testificar significa ser honesto en todo
momento -también ahora. Nunca encubras tus debilidades para testificar. Lo que
el mundo quiere ver no es un cristiano perfecto, sino la gracia de Dios obrando
en un cristiano débil e imperfecto.
Muchos
cristianos de nuestros días tienen un trágico error de concepto en cuanto al
papel que ellos desempeñan en la conversión de una persona. Deberíamos rogar y
exhortar al incrédulo no porque nuestro ruego y nuestra exhortación lo salven,
sino porque no podemos hacer otra cosa; porque esa actitud surge de nuestro
ser. Al hacerla no hacemos sino expresar lo que el Espíritu Santo está haciendo
entre nosotros. Realmente el Espíritu Santo es como la partera que trae a la
vida a un alma nacida de nuevo. Querer hacer nosotros el papel del Espíritu
Santo es peligroso, inmoral y blasfemo.
Creo que
en la evangelización moderna, tanto pública como personal, estamos vendiendo
nuestra primogenitura por un plato de lentejas. Creemos que hemos domesticado
al Espíritu Santo y que lo manejamos, cuando lo único que hemos domesticado y
manejamos es un poco de psicología barata. No estamos presentando a una
Persona, sino promoviendo un símbolo. Hemos sido llamados a la gloria y honor
de ser testigos del Señor de la historia y Redentor de la humanidad, y lo que
hacemos es manosear nuestras estúpidas técnicas para "conseguir decisiones".
Es hora
de que abandonemos nuestro engaño blasfemo y permitamos que la luz brille de
tal manera ante los hombres, que ellos glorifiquen a nuestro Padre que está en
los cielos.
EVANGELIZACION E IDEOLOGIA:
UNA CONFRONTACION
HANS
BURKI
El autor
es Doctor en Filosofía y Pedagogía por la Universidad de Zurich.
Desde su juventud ha desplegado intensa actividad evangelizadora entre
estudiantes universitarios de Europa, Asia, África y América Latina. Es autor
de más de media docena de libros, entre los que destaca Zweíerchsaft, un
estudio profundo le la comunidad cristiana en el mundo de hoy. Actualmente es
Secretario General de los Grupos Bíblicos Universitarios de Suiza y Secretario
Asociado de la Comunidad
internacional de Estudiantes Evangélicos.
EVANGELIZACION E IDEOLOGIA:
UNA CONFRONTACIÓN
Hans
Bürki
La
evangelización personal y en grupos es la expresión inevitable de una
espiritualidad viril y de una comunión genuina. Nuestra preocupación común,
entonces, es la de averiguar por qué hay tan poco de esa madurez espiritual tan
poco de esa comunión que provoca al amor
Hay
muchas iglesias e instituciones misioneras que parecen moverse dentro de un
círculo vicioso en el cual dan a luz hijos según su propia imagen y semejanza.
Es decir, aquellos cristianos que tienen muy bajos niveles de vida de fe serán
un ejemplo de muy bajo nivel en lo que se refiere a la entrada en el camino de
Cristo. Cuando un grupo de cristianos tiene una vida de comunión deficiente,
engendrará nuevos creyentes que, siguiendo por el mismo camino, no harán otra
cosa que rendirse aceptando los modelos y costumbres estereotipados del grupo
cristiano. Estos nuevos creyentes tendrán también muy ,poca disposición a
evangelizar y comunicar su fe en forma pertinente y, en vez de llegar a ser la fuente
de inspiración y de amor floreciente, lo que harán será consolidar al grupo en
la pobre y estéril vida que han aceptado como normal.
La práctica actual de la
evangelización
Si es que
hemos de poner fin a este estado de cosas y ver un cambio, debemos atacar el
problema en sus raíces, esto es, en la práctica de la evangelización tal como
se da hoy en. día. No podemos ignorar la observación de que buena parte del
esfuerzo evangelizador, tanto personal como corporativo, contribuye
directamente al surgimiento de un nuevo tipo de cristiano nominal. No será
igual a aquellos que muestran su certificado de bautismo o que basan toda su fe
en los sacramentos; sin embargo lo que ha hecho es "aceptar el
llamado", "pasar al frente", "firmar una tarjeta de decisión",
"decir una oración en presencia de un consejero". Ha "tenido una
experiencia". Dicho brevemente: "Ha aceptado al Señor Jesucristo como
su Salvador personal", según reza la frase peligrosamente ;estereotipada.
Como resulta que de inmediato es admitido en el grupo cuyo nivel espiritual es
bajo, ni el nuevo ni los otros se dan cuenta de que su conversión no ha sido
más que un ;proceso psicológico de lavado cerebral y no la obra regeneradora
del Espíritu de Dios en el alma humana.
La
cuestión importante es .averiguar por qué la práctica de la evangelización
(personal o corporativa) de manera creciente deforma, y distorsiona la doctrina
de la evangelización. La respuesta que vaya proponer para que sea discutida y
evaluada podría resumirse en la siguiente afirmación: La aberración que se
obb5erva en la práctica es causada por una adulteración ideológica de la fe
cristiana. Los motivos 301dean los' métodos. La influencia de la forma
ideológica de pensar actualmente es tan sutil y devastadora como 10 fue el gnosticismo
que socavó la fe cristiana en los primeros siglos.
La
influencia de la forma ideológica de pensar Una ideología es un sistema total
de pensamiento y acción erigida para justificar y consolidar la posidan de un
partido político, una clase social, un grupo cultural o una institución
religiosa. Por medio del adoctrinamiento y la propaganda se consigue moldear y
manipular a un cierto número de personas metiéndolas dentro de un patrón común
de creencia y conducta. Los intereses de este grupo se justifican mediante
argumentos filosóficos, históricos o religiosos de los. cuales se deducen
"ideológicamente"· ciertas pretensiones al poder e influencia. Signos
típicos de la ideología en acción son: el énfasis en la opinión pública, la
propaganda, el prestigio, el nombre, el título, las relaciones, la eficiencia,
los resultados, la modernidad; la actualidad, las estadísticas, el dinero y la
influencia. También se sospecha de cualquier persona o grupo, que estando
dentro, pone en duda la validez de los presupuestos ideológicos o muestra algo
de comprensión hacia las prácticas positivas de otras instituciones. Se observa
también una mezcla de motivaciones -políticas, económicas, culturales,
religiosas, que a menudo se racionalizan con argumentos pseudo-científicos, y
una guerra competitiva entre ideologías opuestas. Finalmente, lo que resulta
más evidente es la simplificación de las complejidades de la vida por medio de
formas de lenguaje rígidamente estereotipadas.
Algunos
afirman que la única salvaguarda contra estas tendencias ideológicas es la
congregación cristiana, la Iglesia. Distinguen , entonces, entre "la
comunidad cristiana en general aquellas organizaciones independientes fundadas
para un esfuerzo evangelizador en forma especializada a un grupo o grupos en
particular"
Se
considera que la congregación cristiana es una comunidad heterogénea en contraste
con los grupos homogéneos u organizaciones especializadas.
Sin
embargo, esta distinción entre la iglesia como "organismo natural" y
estos grupos como organizaciones uniformes", es muy relativa. Si miramos
las cosas desde una perspectiva amplia, las iglesias son también grupos
homogéneos. Muchas de ellas tienen una membresía que es de clase media típica,
con su correspondiente mentalidad. En los suburbios acomodados de las grandes
ciudades, por ejemplo, las iglesias reúnen un grupo claramente definido,
totalmente diferente del que constituye una iglesia rural, así sucesivamente. Por
otro lado la posibilidad de que algunas organizaciones tengan una composición
heterogénea no está excluida del todo. La diversidad creativa de cualquier
grupo no depende de su forma peculiar: es el fruto del trabajo y el amor
mutuos. Las congregaciones no están libres del adoctrinamiento ideológico. La
cuantificación de la vida de la iglesia (estadísticas de asistencia, de
conversiones, de ofrendas, etc.) l la preponderancia de la actividad
centralizada alrededor de los dones de un hombre pueden ser tan persistentes
que equivaalen al manejo distorsionado de una organización independiente.
'Hay
innumerables iglesias que se glorían en el hecho de que en ellas cada domingo
"se hace la invitación" y los convertidos se agregan a la
congregación. Si uno viaja y observa que a lo largo de todo un continente, el
"llamado" y sus resultados tienen una similaridad que resulta
sorprendente cuando no chocante; uno se inclina a atribuir tales conversiones a
la manipulación de ciertos grupos de presión ideológica que se llaman
"congregaciones cristianas" más bien que a la actuación inefable de
Dios "el Espíritu que sopla donde' quiere, cuando quiere y como
quiere". De hecho, "debemos ponemos en guardia contra los métodos
institucionatizados que adoctrinan, regimentan y moldean a cada cristiano
dentro de un patrón común, como si fuese una copia hecha con papel carbón"
(R. Halverson ).
Iglesias y organizaciones
Habría
que hacer que esta alarmante exhortación llegase y fuese recibida por cada
grupo ::.le es una expresión visible de la comunión y acción cristianas. Si las
iglesias constituidas y las xganizaciones independientes se echasen
mutuaa:-:lente la culpa por este estado de cosas, se ::ataría de una forma
ideológica de pensar. Lo ::-jsmo si las organizaciones justificasen su
exiss:encia como una acusación contra las iglesias o si, ".1 contrario,
las iglesias hiciesen lo mismo :especto a las organizaciones. Se ha dicho que
"el Nuevo Testamento no contiene indicaciones específicas para tales
grupos". De esta declaración no se puede sacar conclusiones negativas. El
Nuevo Testamento tampoco hace referencia '" Biblias impresas, a edificios
eclesiásticos, a sociedades misioneras, etc. Al mismo tiempo que la expansión geográfica
de la actividad misionera :lega a su clímax surgen nuevas formas y áreas ::e
actividad evangelizadora pionera.
Debemos
mencionar aquí dos de los fenómenos más significativos de nuestro siglo: el
crecimiento universal sin precedentes, de la población urbana y el crecimiento
igualmente incomparable del número de universidades y estudiantes alrededor de
todo el mundo. Mientras que -.asta hace unos cincuenta años la educación
universitaria era un lujo económico, hoy en día se ha vuelto una necesidad
nacional y económica. La urbanización de las sociedades industriales y la
socialización de la ciencia se han hecho interdependientes. y así como según el
Nuevo Testamento los evangelistas eran llamados a abrir nuevas áreas
geográficas al Evangelio de Jesucristo, así el mismo Espíritu puede
"apartar para El, pioneros en estas nuevas áreas sociológicas.
Abriendo Surcos en estas nuevas
áreas sociológicas
Los individuos,
personas y grupos que realizan esta labor pionera necesitan ser salvaguardados,
mediante la amorosa preocupación de todas, las congregaciones locales en todo
el mundo, de las trampas que van a encontrar en su propio camino. A su vez
estos movimientos pioneros tienen que provocar a las iglesias existentes a un
amor creador y a buenas obras con respecto a las nuevas áreas que hay que
evangelizar. Mien tras por un lado las iglesias establecidas' tienden a caer en
la inercia y el formalismo legalista, por otro lado los movimientos
independientes están en grave peligro de confundir su dinamismo extensivo -que
en forma por demás sospechosa suelen llamar "evangelización
agresiva"- con la obra del Espíritu le Dios. Estas dos aberraciones hacen
que los cristianos sean más vulnerables a la contagiosa y creciente distorsión ideológica
de la fe cristiana. Una gran parte de la presente población mundial
(especialmente entre los universitarios e intelectuales) se vuelve más y más refractaria
a la más leve indicación de prácticas adoctrinadoras Estas personas probarán
deliberadamente si el interés de los cristianos en ellos es genuino. Buena
parte del llamado problema de "consolidación" revela una falta de
verdadera preocupación por la vida total de los demás. Si aquél que es el
objeto de nuestro esfuerzo se convierte, entonces se considera que se ha
conseguido el resultado que se buscaba y por lo tanto hay que despreocuparse ya
de tal persona. Si no se rindió a la persuasión, ¡él tiene la culpa y la falta
es suya! ¡Ya ha escuchado el evangelio y el deber del, creyente se ha cumplido!
Esta actitud prueba que el interés personal en la conversión de otros tiene
motivaciones ideológicas. El fracaso tan extendido de la
"consolidación" no se da tan sólo en las instituciones misioneras y
organizaciones interdenominacionales de evangelización, sino también en las
congregaciones locales y hasta en los esfuerzos individuales.
Este
fracaso es la mejor prueba de que sólo el testimonio que procede de una
comunión en amor conducirá en forma natural a la comunión del amor mutuo y la
estima. El interés y la adhesión producidos artificialmente tendrán que
mantenerse por medios artificiales de adoctrinamiento y control continuos.
Liberación de las ideologías
Otro gran
sector de la población mundial (en el cual hay también intelectuales) se
muestran crecientemente propenso al adoctrinamiento ideológico. Resulta grande
el peligro de forzar sobre estas personas una "ideología cristiana".
Cuando quiera que se presenta la "forma de vida cristiana" como
superior a cualquier otra forma de vida, hay un sutil malentendido que se
desliza subrepticiamente. Para decirlo simplemente: la forma cristiana de vida
es en primer lugar una forma de muerte. La salvación no es un medio para
"alcanzar la felicidad" o el éxito o el equilibrio psicológico; es
más bien la salvación de la muerte, condenación
y juicio, para Dios. No es que la vida, la paz y el gozo estén excluidos de la
experiencia cristiana, sino que la base de todo ello es asunto eterno y no
temporal. Exactamente esta negación y pérdida de la realidad eterna es la que
marca de manera más significativa el pensar ideológico.
Al
cristiano no se lo libra del sufrimiento, el hambre, la persecución, la guerra,
la enfermedad física y mental, el fracaso y la oscuridad aún ::-.asta el borde
de la desesperación.
Hemos
llegado aquí al fundamento mismo en el cual la evangelización bíblica tendrá
que asarse para poder detener y superar los avances le la distorsión ideológica
de la fe cristiana con verdadero celo evangelizador sólo puede, urgir de la
coherencia ilimitada del cristiano con toda la humanidad, y de la compasión
incondicional por todos los seres creados (Ver Jonás 4: 11; Hebreos 2:17 y 18;
1 Corintios 9: 19). Los cristianos pueden presentar honestamente el
"Evangelio", es decir las gozosas nuevas del amor de Dios en Cristo,
solamente si es que sus '.-idas testifican de la esperanza gloriosa de que da
"la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Romanos 8:21).
Al hombre
no se le pide solamente que se encuentre con Jesucristo como su Salvador, que
lo salva personalmente de la, perdición total. Este aspecto tomado aisladamente
lleva en forma inevitable a entender en forma egoísta estrecha la experiencia
de salvación. Cristo tiene que ser presentado y recibido también como la Cabeza del cuerpo que es su Iglesia. El detenerse
aquí puede todavía conducir a un abuso ideológico: "Tiene usted que salvarse
para poder unirse a nuestra iglesia o grupo". La Iglesia no es un Hnen sí
misma. Cristo ha de ser honrado como el Señor y Mediador del universo todo. Su
redención tiene consecuencias eternas para la totalidad del universo creado.
El Cristo
personal del individuo, el Cristo corporativo de la iglesia, el Cristo cósmico
del universo: El es el único mediador de creación y salvación por medio del
cual se completa el designio divino. Esta plenitud de Cristo restaurará al
pecador que crea a la plenitud de lo que fue su destino original: ser el rey de
la tierra bajo la regia soberanía del Señor de todo.
Por lo
tanto la evangelización cristiana genuina nunca hará de los hombres medios para
un fin, como forzosamente lo hacen las ideologías. "También les dijo: el
día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día
de reposo. Por tanto el Hijo del Hombre es Señor aún del día de reposo"
(Marcos 2:27 y 28). La verdad es que todas las motivaciones y métodos, todas
las instituciones y organizaciones tendrán que ser puestas y mantenidas en subordinación
al hombre, quien tiene el honor de estar en pie o de caer ante su propio Señor.
EVANGELIZAR Y VIVIR
RICHARD HALVERSON
El Dr.
Halverson es pastor de la
Cuarta Iglesia Presbiteriana de lshington, D.C. Estados Unidos- Ha desplegado
intensa actividad de evangelización a través de células cristianas entre los
líderes de la industria, el comercio y la política en su país yendo a las
naciones del mundo. Activo en la organización Visión ¡dial, ha visitado varias
veces América Latina. El presente trabajo fue una de las ponencias básicas más
destacadas en el congreso Mundial de Evangelización, Berlín, 1966.
EVANGELIZAR
Y VIVIR Richard C. Halverson
"El
que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la
buena semilla son los hijos del Reino"
Mateo
13:37-38)
En el
Nuevo Testamento, la evangelización no parece haber sido nunca una
"cuestión debatida". Es decir, no se encuentra a los apóstoles instando,
exhortando, regañando, planeando y organizando programas de evangelización. En
la iglesia apostólica la evangelización era algo que se daba por sentado y
funcionaba sin técnicas ni programas especiales. Simplemente sucedía...
brotando sin esfuerzo de la comunidad de los creyentes como la luz brota del
sol. Era automática, espontánea, continua, contagiosa.
Roland
Allen, misionero anglicano en la
China (1895-1903), pastor en Inglaterra, y autor sobre temas
misioneros; contrasta como sigue el enfoque actual de la evangelización, con el
del Nuevo Testamento: "Cuando de las impacientes instancias y
exhortaciones que llenan las páginas de nuestros modernos periódicos misioneros
nos volvemos a las páginas del Nuevo Testamento, nos asombra la diferencia de
atmósfera. San Pablo no exhorta repetidamente a sus iglesias a dar dinero para
la propagación de la fe: le interesa mucho más explicarles qué es la fe, y cómo
deben practicarla y mantenerla. Lo mismo se puede afirmar de San Pedro y San
Juan, y de todos los escritores apostólicos. No parecen sentir necesidad alguna
de repetir la gran comisión y de instar a sus convertidos a hacer discípulos en
todas las naciones. Lo que leemos en el Nuevo Testamento no es una ansiosa
apelación a los cristianos para que difundan el Evangelio, sino una nota aquí y
allá que sugiere cómo se estaba difundiendo... y no es ésta una nota peculiar
de la época apostólica, una señal de la asombrosa inspiración y el poder de la
predicación y el ejemplo apostólico: durante siglos la Iglesia cristiana continuó
expandiéndose por su propia gracia inherente introdujo una incesante provisión
de misioneros sin ninguna exhortación directa".
Crecimiento espontáneo
Cuatro
declaraciones registradas por Lucas muestran esta expansión espontánea de la
iglesia apostólica en virtud de su salud interior perseverando unánimes cada
día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y
sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. y el
Señor añadía cada día a la
Iglesia los que habían de ser salvos" (Hechos 2 :46 y
47). "y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se
multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían
a la fe" (Hechos 6:7). "Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea,
Galilea y Samaria; y erran edificadas, andando en el temor del Señor, " se
acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo" (Hechos 9:31). "Así
que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada
día" (Hechos 16:5).
Al leer estos
relatos del crecimiento de la La Expansión Espontánea de la Iglesia ; Ed. La Aurora , 3uenos Aires, 1970;
pág. 21, (bastardilla del autor). iglesia pnmlt1va es imposible dejar de
advertir su espontaneidad y naturalidad. A medida que "crecía la Palabra del Señor", y
los creyentes eran "edificados" y andaban "en el temor del
Señor", "fortalecidos por el Espíritu Santo", eran
"agregados cada día" nuevos convertidos. Debido a su salud
espiritual, la iglesia apostólica experimentaba resultados notables y efectivos
en la evangelización, con suma regularidad. Es lícito afirmar que. en una
congregación espiritualmente robusta, la evangelización es inevitable. La falta
de espíritu evangelizador o misionero, en el sentido neotestamentario, revela
una pobre condición espiritual. El camino hacia el vigor en la evangelización
no se basa en ningún énfasis o programa especial, sino en el arrepentimiento,
la curación y la alimentación. La necesidad misma de organizar esfuerzos de evangelización
especiales, revela la profunda necesidad de renovación de la iglesia. Exhortar
a una iglesia estéril a, evangelizar o responder a los llamados misioneros
sería 10 mismo que exhortar a una mujer estéril a que tenga hijos.
En el
Nuevo Testamento la evangelización no era optativa. Jesús no dijo "no
podéis ser mis testigos cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo". Ni tampoco era coercitiva. Jesús no dijo: "Debéis ser mis
testigos"
¡Era más
bien ineludible! Jesús dijo: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido_
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria, y hasta 10 último de la tierra" (Hechos 1:8). Es decir, que el
cristiano con la dinámica del Espíritu era un testigo, no porque él decidiera
serlo o se viera obligado a ello, sino porque el Divino Testigo habitaba en él
y obraba por medio de él. No testificaban porque tuvieran que hacerla, sino
porque no podían dejar de hacerla. "No podemos dejar de decir 10 que hemos
visto y oído" (Hechos 4:20). "De cierto, de cierto os digo",
prometió Jesús con absoluta certidumbre, "el que en mí cree, las obras que
yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre"
(Juan 14: 12). Los que creían en él, harían también las cosas que Jesús había
hecho en el mundo, no porque iban a decidir hacerlas, ni porque iban a ser
obligados, sino porque iban a estar dotados del mismo Espíritu que había hecho
las obras en y por medio del Cristo encarnado. Por medio de discípulos poseídos
por el Espíritu, el mundo sería redargüido de "pecado, de justicia y de
juicio" (Juan 16:8).
Comunión y evangelización
Aquellos
discípulos primitivos no eran menos humanos que nosotros, ni estaban menos
sujetos a las tentaciones ni menos acosados por las debilidades e incapacidades
humanas. No tenían ninguna de las llamadas ventajas de que disfrutamos nosotros
en nuestras iglesias contemporáneas, debido a diez y nueve siglos de historia y
tradición; su mundo era ciertamente no menos hostil al evangelio de Cristo que
el nuestro; sin embargo, con su testimonio "trastornaron 'el mundo".
Eran de una sola mente. Todos daban un mismo testimonio porque todos eran poseídos
por el Espíritu Santo. Su testimonio era unánime, porque "perseveraban en
la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento
del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42).
El
comentarista anglicano W. H. Griffith Thomas, ha dicho: "Es un hecho, tal
vez un hecho significativo, que a través de todas las epístolas. del Nuevo
Testamento, en las que, naturalmente, hallamos instrucción para los cristianos,
haya una sola exhortación a hacer la labor de evangelización (2 Timoteo 4-5); a
la vez que las apelaciones a cumplir el deber de las misiones en el extranjero
brillan igualmente por su ausencia. Por otro lado, la vida cristiana, sus
disposiciones y posibilidades, sus secretos y sus métodos, sus deberes y responsabilidades,
se encuentran subrayadas por doquiera ¿Hay alguna conexión entre tal silencio y
tal énfasis? ¿No puede ser un recordatorio de que cuando la vida cristiana es
lo que debe ser, el deber de evangelizar en todo lugar será el resultado
natural y necesario, como el efecto sigue a la causa, como el arroyo sigue a la
fuente.
El Nuevo
Testamento muestra claramente que Jesús esperaba que cada discípulo fuera un
evangelista, en el sentido de ser un testigo. Esta esperanza era de seguro
cumplimiento, además, debido a la promesa del Espíritu que llenó a todos los
discípulos en el aposento alto y al parecer también a todos los que fueron
agregados después a la comunidad. En el Nuevo Testamento está asimismo bien
claro que, a pesar de su humanidad débil y pecaminosa, aquellos primeros
cristianos a menudo se exhortaban y estimulaban mutuamente: confesándose unos a
otros sus faltas, orando los unos por los otros y llevando las unos las cargas
de los otros, honrando y estimando cada cual a los otros más que a sí mismo.
Hicieran lo que hicieran individualmente, compartían su testimonio de Cristo
con otros que oraban por ellos y estudiaban con ellos la doctrina de los apóstoles.
En síntesis: la comunión era esencial para su testimonio. De hecho, la matriz
de la evangelización del Nuevo Testamento fue la auténtica comunión cristiana.
El testimonio partía de la comunidad y volvía a la comunidad. "Lo que
hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis
comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el padre, y
_con su hijo Jesucristo" (1 Juan 1: 3). Parafraseando el versículo
siguiente dice J.B. Phillips: "... mientras más se extiende la comunión,
mayor es el gozo que nos trae a los que ya estamos en ella". Comentando
este versículo en· particular, en su exposición de 1 Juan, dice G. G. Findlay:
"Tenemos un gran secreto en común, nosotros y los apóstoles. El Padre lo
dijo a Jesús, Jesús a ellos, ellos a nosotros y nosotros a otros. Los que han
visto y oído cosas semejantes no pueden guardar para sí el conocimiento",2
"Evangelizar, en su forma más pura, significa simplemente decir a los
hombres lo que Dios ha hecho por ellos en Cristo" (autor desconocido).
El mundo
no tiene nada que ofrecer que sea comparable a la auténtica comunión cristiana.
Ninguna estructura social que cumpla una función semejante le corresponde, ni
aún remotamente. Logias, clubes, fraternidades y sociedades secretas; tabernas,
bares y otros lugares de reunión, son lo mejor que el secularismo pueda dar; y
por
2
Fellowship in the Lile Eternal, exposición de las Epístolas de Juan, Londres,
Hodder and Stoughton, 1919. pág. 89.
Cierto
que están infinitamente lejos de proporcionar la satisfacción y la realización
que brinda la comunión cristiana. Enfrentado a esta única relación espiritual,
el hombre contemporáneo, sofisticado, pagano, halla en ella una cualidad que
falta por completo en cualesquiera otras apreciaciones. La comunión del Nuevo
Testamento es en sí y por sí misma un testimonio para el mundo, una
demostración de la eficacia de la redención. El hombre no regenerado la halla
atractiva, compulsiva, satisfactoria. Esto explica, al menos en parte, la
observación de Lucas de que los primeros discípulos tenían "favor con todo
el pueblo" (Hechos 2:47).
Sea cual
fuere el impacto evangelizador que el individuo cristiano pueda hacer en el
mundo donde Cristo lo "siembra", mucho de este impacto depende de su
relación con otros cristianos. La comunión es fundamental para la eficaz
evangelización personal. Los métodos de evangelización nunca pueden
sustituirla. Por inteligentemente propagados y aplicados que sean, en última
instancia los métodos serán fructíferos o inútiles según la calidad de la
comunidad cristiana en la cual se muevan aquéllos que los usen. En este
contexto puede ser apreciada en su profundidad la significación de la notable
promesa de Jesús en Mateo 18:19-20, y su envío de los discípulos de dos en dos.
No es por accidente que en este punto Mateo registre la pregunta de Pedro
acerca del perdón y la penetrante respuesta de nuestro Señor (Mateo 18:21-35).
"Entonces" "se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces
perdonaré a mi hermano que pecare contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: no te
digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete" ..
La
reconciliación entre los cristianos es un requisito insoslayable para la
comunión. En las palabras con que comienza su primera epístola, el apóstol Juan
establece el carácter central de la comunión como la meta v el motivo de la
evangelización. Luego instruyo a sus lectores en cuanto a la naturaleza de esa
-comunión: una cuestión de honradez con nosotros mismos (1 Juan 1: 5-10).
"Andar en tinieblas" o sea, decir "que no tenemos pecado",
es engañamos a nosotros mismos y frustrar la comunión. "Andar en luz",
que significa reconocer o confesar nuestros pecados, es ser perdonado y
limpiado y "tener comunión unos con otros".
La
relación de los creyentes con Dios y entre ellos mismos era de suprema
importancia en la iglesia apostólica. La luz, el calor y el amor, el perdón y
la aceptación que emanaban de esa comunidad única, saciaron el hambre
espiritual de judíos y paganos. "¡Mirad cómo se aman! ", decían ellos.
Hombres enfermos y ahítos de pecar, trataban de entender la extraña e incitante
calidad de vida que distinguía a los discípulos. En una atmósfera tan
atrayente, los perdidos estaban dispuestos a escuchar a aquellos que "n o
podían dejar de decir lo que habían visto y oído".
Hoy en
día, en la evangelización personal existe la tendencia a desconocer las
relaciones dentro de la comunidad cristiana y preocuparse en cambio por las
relaciones del individuo crisstiano con los que están fuera de la iglesia. Como
consecuencia, una de las más grandes piedras de tropiezo para el mundo de fuera
de la iglesia es la forma en que los cristianos se tratan los unos a los otros.
No sería inconcebible que el mundo de hoy se inclinara a decir, con cierta
justificación, al considerar a la
Iglesia : " ¡Mirad cuán poco se aprecian unos a otros!
". La labor fiel de cristianos celosos en la evangelización personal a
menudo es neutralizada por las actitudes presentes dentro de la familia cristiana.
La imagen corporativa de la iglesia con frecuencia anula el testimonio fiel de
sus miembros individuales. Y se da el fenómeno peculiar de algunos cristianos
que, celosos de' su deseo de hacer obra personal, se comportan en forma
admirable entre los no creyentes, pero dentro de la comunidad cristiana actúan
como el mismo diablo.
Jesús
dijo: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor
los unos con los otros" (Juan 13:35). En su lección sobre la oración
(Mateo 6:6-15), -Jesús subrayó una petición para señalarles como algo esencial
en la conducta cristiana: Porque SI perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; más si no perdonáis a los
hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre Celestial os perdonará vuestras
ofensas". Con respecto a la ofrenda como parte del culto (Mateo 5:23-24),
Jesús advirtió:
"Por
tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene
algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero
con tu .hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda". La descripción que
hace Pablo del delicado equilibrio que Dios ha logrado en la colocación de los
miembros en el cuerpo (1° Corintios 12: 18- 26) sugiere la más gentil y tierna
de las relaciones entre los cristianos los miembros todos se preocupan los unos
por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen
con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan".
Roland Allen describe la expansión espontánea de la iglesia como algo que
"sigue a la irresistible atracción que la iglesia cristiana nene para las
personas que ven su vida ordenada, y son atraídas a ella por el deseo de
descubrir el secreto de una vida que ellos instintivamente desean
compartir".
Toda
evangelización nace de una relación semejante, y la evangelización personal en
el verdadero sentido neotestamentario será el fruto inevitable y abundante de
esta renovación de la iglesia. Fuera de este contexto, los métodos de
evangelización personal hasta pueden ser peligrosos. Métodos erróneamente
concebidos pueden atraer, adoctrinar y regimentar a ciertas personas celosas en
forma tal que se constituyan en una "élite espiritual" de individuos
tan preocupados por los "resultados", que tiendan a pensar de sí
mismos como superiores a quienes no tienen esa inclinación. Además, tiende
también a producir en el resto de la comunidad cristiana la falsa impresión de
que sin un curso especial de obra personal y sin el dominio de ciertos métodos
de evangelización, uno no está capacitado para dar testimonio a un extraño. No
desdeñamos los métodos que se enseñan y practican adecuadamente (el Espíritu
Santo usa medios); insistimos, más bien, en que siempre deben mantenerse dentro
del contexto de la vida total de la comunidad cristiana' y subordinados al
ministerio del Espíritu de Dios en los creyentes, como individuos y como
cuerpo.
La
evangelización, según la mejor tradición neotestamentaria, es la vocación de
todo creyente; para ello el Espíritu Santo de Dios lo capacitará mediante
"la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraternal, el partimiento del
pan y las oraciones". Cualquier metodología que produzca una cierta clase
de evangelista semiprofesional dentro de la comunidad cristiana, y que sugiera
además la idea de que la evangelización personal está limitada a aquellos que
tienen tiempo y/o inclinación para tomar cursos especiales y aprender métodos
especiales, atenta contra el principio que señala la responsabilidad de todo
cristiano en la evangelización, justifica a
"aquellos
que son negligentes, y desalienta a los que no pueden estudiar y dominar esas
técnicas. En tal situación, la característica distintiva no es la relación con'
Jesucristo, con el Espíritu Santo y con los demás miembros de la familia cristiana,
sino más bien un "sistema" artificial que, por más eficazmente que
sea aplicado por sus proponentes, tiende a hacer que todos los demás,
voluntaria o involuntariamente, se sientan inútiles en 10 que a la
evangelización concierne.
Iglesia y organismos auxiliares
En este
punto, es importante distinguir entre la comunidad cristiana en general y
aquellas
organizaciones
independientes fundadas para una acción evangelizadora especializada, dirigida
hacia un grupo o grupos en particular. Lo que se dice en este trabajo se
refiere a la congregación cristiana tal como existe en su forma natural: un
microcosmos de la iglesia universal, un conglomerado heterogéneo unido en una
comunidad particular. No se aplica a organizaciones especializadas, de
naturaleza homogénea, cuyos miembros pertenecen a distintas congregaciones y
usan métodos uniformes, preparados para una finalidad evangelizadora claramente
definida y limitada. Hasta donde puede decirlo el autor, el Nuevo Testamento no
contiene instrucciones específicas para tales grupos, sino más bien se dirige a
la familia cristiana en su totalidad: los fuertes y los débiles, los atractivos
y los sin atractivo, los más dotados y los menos dotados, los brillantes y los
humildes. La Iglesia
de Cristo está formada por toda clase de ovejas. "Uno siembra, otro riega,
mas Dios da el crecimiento". La
Iglesia tiene sus Pablos y sus Bernabés, sus Pedros y sus
Felipes, sus Estébanes y sus Simones, sus Marías y sus Martas.
Esto
sugiere otro grave peligro para una metodología que no tome en cuenta al
ministerio del Espíritu Santo en la totalidad de la comunidad cristiana. Es la
tendencia a la uniformidad la que le impide a un cristiano ser él mismo en la
plenitud del Espíritu Santo y de la comunión. Bajo tales condiciones, la
influencia que como cristiano pueda producir es distinta a la que produciría si
fuera realmente él mismo, único entre todos los cristianos en su manera de
llevar su influencia de Cristo a aquellos entre quienes está colocado y para
los cuales está particularmente adaptado. En cambio, bajo la presión del
sistema, tiende a imitar a aquél cuyos métodos está aprendiendo. Se parte del
supuesto de que lo que sirve para uno tiene que servir para todos. Esta generalización
puede ser válida dentro de ciertos límites; pero si impide que un cristiano se
encuentre con los dones que le son dados al nacer o con aquellos que le son
otorgados por el Espíritu Santo, entonces ese sistema es subcristiano y
peligroso.
El único
manual completamente seguro y fidedigno sobre evangelización y testimonio
personal es el Nuevo Testamento; pero lo cierto es que mientras más lo
estudiamos menos posible resulta deducir de él un sistema de métodos de
evangelización personal. Jesús empleaba un enfoque distinto con cada persona. A
Nicodemo le recordó que "debía nacer de nuevo"; palabras que, por lo
que sabemos, no le dijo a ninguna otra persona. Junto al pozo, le habló a la
mujer samaritana de manera muy distinta. y con el joven rico o con el doctor de
la ley empleó técnicas enteramente diferentes la forma en que trató al hombre
ciego de nacimiento no sólo fue diferente de la empleada con las demás
personas, sino aún de la empleada con otros ciegos. Jesús no trataba a dos
personas de la misma manera. Sus formas de tratar a los hombres eran tan
diversas como aquellos con quienes conversaba y razonaba. Sólo un fact~r
permanecía constante en los contactos de Jesús con los hombres, y éste era su
presencia personal. Esta misma presencia y asistencia está garantizaada a todo
el que hace la labor de evangelista en la plenitud del Espíritu Santo (Mate o
28: 20).
El
sistema de Andrés era diferente del de Pedro, y ambos diferían del de Pablo,
quien había determinado "hacerse igual a cada uno, para que de alguna
manera pueda salvar a algunos". Ni Pedro ni Pablo establecieron sistemas o
métodos, salvo en el más general de los sentidos, por medio de los cuales sus
disc1 pulas pudieran propagar el evangelio. "Lo que has oído de mí ante
muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros". había exhortado Pablo a su joven discípulo Timoteo (2
Timoteo 2:2), y así era como transmitía él sus métodos a sus discípulos. Ellos debían
transmitir el mensaje a hombres que a su vez los transmitieran a otros; la
forma en que ese mensaje debía propagarse quedaba librada a la personalidad y
las dotes de cada mensajero. De hecho, nadie insistió tan enfáticamente como
Pablo sobre la diversidad de cada cristiano en cuanto testigo: "Digo,
pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no
tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con
cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la
manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros
tienen la misma función (Romanos 12:3-4). El exhortó a cada cristiano a
"andar como es digno de la vocación con que fuisteis llamados".
Escribió: "A cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida
del don de Cristo" (Efesios 4:7). Describió todo el cuerpo bIen concertado
y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la
actividad propia de cada miembro " (Efesios4:16).
Pablo
comprendía la maravillosa diversidad' en el cuerpo y la interdependencia de
todas sus partes: "Si dijere el pie: porque no soy mano, no soy del cuerpo,
¿por eso no será del cuerpo? y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy
del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?" Luego, con lógica irresistible,
pregunta: "Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo
fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?
Porque si
todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?" (1 Corintios
12:15-19). La diversidad es esencial. a la unidad de la Iglesia , y destruir esa
diversidad es destruir la unidad. Por noble que sea su propósito, debemos
guardarnos de los métodos institucionalizados que adoctrinan, regimentan y
conforman a cada cristiano a un molde común ó a ser una copia 'en papel
carbónico.
Donde se
da más claramente la interpretación paulina de la misión de la iglesia es en su
carta a los Efesios, donde describe la forma en que Cristo dió dones a los
hombres: "Y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros profetas; a
otros evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo" (Efesios 4:11-12). Cada cristiano es equipado "para la obra
del ministerio" al recibir el poder del Espíritu Santo y ser instruí do en
la doctrina de los apóstoles, en la comunión fraternal, en el partimiento del
pan y en las oraciones junto con los otros discípulos. Es capacitado para testificar
de la realidad y pertinencia de Jesucristo, en base a su experiencia personal;
es capacitado para comunicar a otros los hechos relacionados con Jesucristo,
sobre los cuáles se basa esa relación personal. Instruido en las Escrituras
tiene una fe defendible y es capaz de "responder a los que le preguntan,
dando razón de la esperanza que hay en él". y todo esto lo hace a su manera
y con las palabras que él mismo elige, entre aquellos con quienes está
relacionado dondequiera que el Señor los haya "sembrado" en el mundo.
"La expansión espontánea comienza con el esfuerzo del individuo cristiano
por ayudar a su prójimo, cuando la experiencia común, las dificultades comunes,
el trabajo común han unido primero a los dos. Es esa igualdad de comunidad y
experiencia lo que hace que el uno entregue el mensaje en términos que el otro
puede entender, y hace que el oyente enfoque el tema con simpatía y confianza -con
simpatía, porque la experiencia común hace fácil y natural la aproximación; con
confianza, porque el uno está acostumbrado a entender lo que el otro dice y
espera entenderlo ahora".
Ahora
bien, poseído' por el Espíritu Santo el cristiano se convierte en un testigo de
Cristo en todo lo que hace, dondequiera que esté, veinticuatro horas al día,
siete días por semana. Reconoce que ha sido "asido por Cristo" con un
propósito y, como Pablo, trata de "asir" ese propósito (Filipenses 3:12).
Todo lo que hace, aún las cosas más triviales, lo hace para la gloria de Dios.
Cree que está donde está no por circunstancias accidentales sino por la soberana
decisión de Dios. Su testimonio comienza donde se encuentra, en lo que está
haciendo, entre aquellos con quienes está asociado. La expansión .espontánea es
"aquella expansión que sigue a la actividad no organizada ni forzada de
los miembros de la Iglesia
que individualmente explican a otros el Evangelio que han hallado para si mismos.
La tarea inmediata
¿Qué se
debe hacer para conducir a los cristianos a este testimonio positivo, efectivo?
¿Qué medios hay que usar para garantizar que todo cristiano cumpla su vocación
como Cristo lo espera, utilizando los métodos que le sean propios en el Espíritu
y adecuados a aquellos entre quienes Cristo lo "planta" y a quienes
lo envía?
1. Cada
creyente debe llegar a comprender que el ministerio de la proclamación
pertenece a todos los cristianos. No está reservado a los relativamente pocos
profesionales especialmente capacitados e instruidos para evangelizar; ni puede
ser delegado en un grupo semi profesional que haya recibido un entrenamiento
especial en técnicas de evangelización. La dinámica del Espíritu].l Santo
capacita a todo cristiano para testificar, y Jesucristo ha prometido su
Espíritu a todos los creyentes. Así como obró en él en la encarnación, el
Espíritu Santo obrará ahora a través de todos los que creen en él. En realidad
hay un solo evangelista, un solo Misionero, un solo Predicador, un solo
Testigo; y ese Uno es el Espíritu Santo, que obra en y a través de todos los
que toman en serio a Cristo y a su misión. La Gran Comisión es la
obligación personal, ineludible de cada cristiano, ¡sin excepción!
2.
Teniendo constantemente en cuenta esta visión de la responsabilidad personal en
la evangelización, los cristianos deben ser instruidos en las Escrituras a fin
de que conozcan la persona de Cristo y su misión en la historia, la razón de su
muerte en la cruz y el significado de su resurrección.
3. Deben
saber que la lucha en que están empeñados en la evangelización es una lucha
"espiritual", y que la única arma que Dios ha provisto para ese
conflicto es la "espada del Espíritu, que es la palabra de Dios"
(Efesios 6: 1 7). Su disciplina principal, en consecuencia, ha de ser el
estudio de las Escrituras a fin de ser cada vez más diestros en su uso (2
Timoteo 3:14-17).
4. Los
cristianos deben ser estimulados a no pensar en su debilidad, como Pablo
(1
Corintios 2:3); deben aprender a depender de la eficacia de su arma y de la
presencia y el poder del Espíritu Santo. Aquí también la inclinación a depender
de los métodos más bien que del Espíritu Santo, puede ser un peligro. Difundir
métodos de evangelización personal, si no se está debidamente en guardia, puede
implicar que uno debe "confiar en la fuerza" o tratar de ser, en
cierto modo, más fuerte que aquéllos a quienes les habla. Es casi como si el
convertido en potencia debiera ser "conquistado", un resulltado que
exige una fuerza superior de parte del evangelista. Si no se previene contra
esto y se cuida, el evangelista tiene la idea de que no obtener una decisión
significa un fracaso, y que los métodos tienen el propósito de evitar esto.
Bajo esa compulsión se deben reforzar los arguumentos, refirmar el enfoque,
perfeccionar las tácticas para lograr máximos resultados. Es tan fácil pasar
por alto el hecho de que Jesús a menudo no obtuvo una respuesta positiva. El
joven rico, por ejemplo, "se fue triste". La estrategia del esfuerzo
humano es el camino del mundo; el camino del Espíritu es otro: "para que
vuestra fe no esté fundada- en la sabiduría de los hombres, SlllO en el poder
de Dios" (1 Corintios 2-:5). ¡La debilidad es una positiva ventaja para el
cristiano! (2 Corintios 12:10).
5. Los
cristianos deben unirse con otros en auténtica comunión, a fin de compartir sus
experiencias, cargas, victorias y derrotas, debilidades y fallas, esperanzas y
aspiraciones. Deben tener oportunidad de orar unos por otros, de llevar los
unos las cargas de los otros, de exhortarse, reprenderse y amonestarse unos a
otros "con salmos e himnos y canciones espirituales". Deben estudiar
juntos las Escrituras y aprender unos de otros según el Espíritu de Dios los
ilumine. Deben aprender a tomar en serio las profundas promesas del Señor, en
Mateo 18:19-20; Lucas 11:13; Juan 14:12; Hechos 1:8; y muchas más.
6. Los
cristianos deben concebir sus vidas como parte de un plan de Dios, considerar
lo que hacen como una sagrada vocación, y el llegar donde están como el lugar
en que Dios los ha puesto. Deben saber que sus tareas ordinarias, realizadas
como para el Señor, son tan productivas para la eternidad como lo son las de su
pastor. Deben saber que Dios los ha colocado donde están como sus contactos,
sus centros de distribución, sus agentes, sus embajadores, sus vasos; a través
de los cuales él habla, ama y obra. Deben creer que si el mundo en el cual
viven, trabajan y conviven, ha de ser evangelizado, ellos son los medios que el
Espíritu de Dios ha de emplear.
7. Hay
que estimular a los cristianos a ser aquello para lo que Dios los ha
capacitado; a darse a Cristo como sacrificios vivos, por medio de los cuales
pueda ser demostrada su voluntad (Romanos 12: 1-2). Deben aprender a depender
implícitamente de que el Espíritu que habita en ellos hace la obra de Cristo
por ellos y testifica de Cristo por medio de ellos. y deben aprender a andar
por fe en lo que concierne a resultados, comprendiendo que n() hay criterios
adecuados por los cuales el cristiano pueda medir su efectividad. Deben
comprender que el desear tales criterios a fin de poder medir el éxito que
tienen es una suerte de codicia inconveniente; en realidad, puede ser una
satisfacción egoísta que esté en directa oposición a la exhortación de nuestro
Señor a negarnos a nosotros mismos (Lucas 9:23 compárese con Lucas 10:20). El
éxito como tal es una ilusión; "se requiere de los administradores, que
cada uno sea hallado fiel" (1 Corintios 4:2). Deben aprender a "andar
por fe" también en esto, y a dejar al Señor los resultados de su andar y
su testimonio.
8. Los
cristianos deberían recordar contínuaamente,la lección de Juan 15, de que el
que
"permanece"
en Cristo f en qmen su PaÍabra "permanece" dará mucho fruto. La
estrategia básica para la máxima efectividad cristiana es la vida permanente.
Cuando permanecemos en El y su Palabra permanece en nosotros, podemos estar
seguros de que el fruto será abundante. No porque lo veamos, sino porque
permanecemos.
Las ocho
sugerencias anteriores colocan una tremenda obligación sobre los que son
profetas, evangelistas, pastores y maestros. Estos, que han sido dados por
Cristo a la Iglesia ,
tienen su propia tarea claramente determinada. Su responsabilidad es
"hacer su trabajo de servicio para hacer crecer el cuerpo de Cristo"
(Efesios 4: 12, Versión Popular); cueste lo que cueste en predicación,
enseñanza, comunión, consejo y dirección.
Los
métodos de evangelización son incontables. Son tan numerosos y diversos como la
gran cantidad de personas a las que se debe llegar, más todas aquellas que han
de alcanzarlas. La tarea de alcance mundial de la evangelización no se
realizará si la organizamos como si fuera un departamento de la iglesia que
requiriera énfasis y esfuerzos crecientes, sino por la renovación de la iglesia
con una nueva infusión de la vida del Espíritu. En el prefacio a su famosa
traducción de las epístolas J. B. Phillips lo ha expresado vívidamente.
"Hay otra observación que hacer antes de que sean leídas estas cartas. Sin
entrar en cansadores detalles históricos, necesitamos recordar que fueron
escritas contra el trasfondo de un medio ambiente pagano, en el cual vivían sus
destinatarios. No había iglesias, ni día domingo, ni libros acerca de la fe. La
esclavitud, la inmoralidad sexual, la crueldad, el endurecimiento ante el
sufrimiento humano, y una baja norma moral en la opinión pública eran universales;
los viajes y las comunicaciones eran escasos y peligrosos; la mayor parte de la
gente. era analfabeta. Hoy en día muchos cristianos hablan de las dificultades
de nuestra época como si tuviéramos que esperar tiempos mejores antes que la
religión cristiana pueda echar raíces. Es alentador recordar que esta fe echó
raíces y floreció asombrosamente en condiciones que hubieran matado .en
cuestión de semanas a cualquier otra cosa menos vital. .
"Aquellos
primeros cristianos estaban inflamados por la convicción de que, por medio de
Cristo, se habían convertido literalmente en hijos de Dios; eran los pioneros
de una nueva humanidad, fundadores de un nuevo Remo. Ellos hablan todavía a
través de los siglos. Tal vez si nosotros creyéramos lo que ellos creyeron,
podríamos lograr lo que ellos lograron".
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