10/8/14


Construye tu casa

1° Si un pájaro como el hornero construye su casa, con la sola herramienta de su pico, y con materiales tan elementales ¿Cómo puede ser que un hombre, dotado de inteligencia, no pueda construir su vivienda?

2° El gaucho “ignorante”, olvidado y menospreciado, aprendió del hornero a construir su rancho ¿Cuál es la razón para que el hombre de la ciudad nunca aprenda?

3° La naturaleza es la madre de las maestras; pero poco a poco nos fueron pasando de lo natural a lo que es contra naturaleza. Los resultados están a la vista, pero perdimos la capacidad de ver la realidad.

4° El hornero, junto con los demás pájaros, construyen su nido donde luego criarán a sus pichones; millones de parejas humanas, se llenan de hijos y luego salen a reclamar que derecho a una vivienda digna.

5° ¿Acaso alguien ha visto a los pichones de horneros ocupar la casa que dejaros su padres? Sin embargo muchas veces hemos visto meter a los viejos en un geriátrico para quedarse con la casa.

6° Seguramente muchos piensan ¿Para qué hacer una casa si solo estaré un tiempito con esta pareja? Este es el principio de aquellos que ni siquiera llegan a tener una mente de pajarito.


El Hornero

Es el pico su herramienta,
Su material, barro y paja;
Así el hornero trabaja
Contento por la tormenta.
 
Es un ejemplo que alienta;
A tener la propia casa,
Pues quien en esto se atrasa,
Se le va todo en la renta.

Este pájaro es maestro
Sin que así se lo proponga;
Y su lección se prolonga
Hasta ser modelo nuestro.

Si cada hombre construyera,
Su casa como el hornero;
El hogar de cada obrero
Necesidad no tuviera.

T.L.

9/8/14

El Hornero

Es el pico su herramienta,
Su material, barro y paja;
Así el hornero trabaja
Contento por la tormenta.

 
Es un ejemplo que alienta;
A tener la propia casa,
Pues quien en esto se atrasa,
Se le va todo en la renta.

 
Este pájaro es maestro
Sin que así se lo proponga;
Y su lección se prolonga
Hasta ser modelo nuestro.

 
Si cada hombre construyera,
Su casa como el hornero;
El hogar de cada obrero
Necesidad no tuviera.
T.L.

8/4/14


 

¿EVANGELIZACION O LAVADO CEREBRAL?

 

J. White - H. Bürki - R. Halverson


PROLOGO

EDICIONES CERTEZA es la empresa editorial de Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (International Fellowship of Evangelical Students). Bernardo de Irigoyen 840, Buenos Aires, Argentina.

Los tres ensayos que aquí se presentan han tenido una vasta acogida entre la juventud evangélica de América Latina. Se trata de trabajos de autocrítica escritos por personas que desarrollan una gran actividad en la evangelización, pero que al mismo tiempo ven con preocupación la existencia de ciertas tendencias deformantes en la práctica evangelizadora protestante.

 

Movida por una dinámica interna similar a la de los tiempos bíblicos, la comunidad evangélica de América Latina ha crecido en forma asombrosa desde fines del siglo pasado. Sin embargo, el estudio de tal crecimiento necesita una nota crítica de raíces bíblicas, para ser evaluado adecuadamente. Los trabajos de. White y Bürki nos proveen un excelente punto de partida El trabajo de Halverson, por otra parte, completa a los anteriores ofreciendo una exposición positiva de la enseñanza bíblica, que destaca la íntima relación entre la vida y la misión de la comunidad cristiana.

 

América Latina fue objeto de un proceso de "cristianización" con la conquista ibérica del siglo XVI. Dentro de las propias filas de la cristiandad oficial establecida entonces, han surgido hoy en día voces críticas que cuestionan la validez evangélica de aquélla empresa. Es tiempo de que los evangélicos empiecen también una autocrítica seria que evite la repetición, dentro de otras circunstancias, del error católico del siglo XVI. Esa convicción mueve a los editores de este cuaderno.

 

Agradecemos a la revista Christianity Today, poseedora de los derechos de autor de los trabajos de Burki y Halverson, y a la revista Pensamiento Cristiano, Que publicó estos tres trabajos por primera vez en nuestra lengua Ambas nos otorgaron los permisos correspondientes.

 

¿EVANGELIZACION O TECNICAS DE VENTA?

 

JOHN WHITE

 

El autor es médico psiquiatra graduado en Manchester, Inglaterra, y profesor en la Universidad de Winnipeg, Canadá, donde también ejerce su profesión. Durante varios años fue misionero en América Latina, tanto entre tribus primitivas de Bolivia, como entre universitarios del continente con la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos. Es pastor laico de una congregación evangélica en la misma ciudad donde vive.

 

Los Editores

 

¿EVANGELIZACION O TECNICAS DE VENTA?

 

John White

 

Vi por primera vez un "lavado de cerebro evangélico" en Inglaterra, en 1945. Me habían encargado la tarea de ayudar a cierta chica que una noche había "pasado al frente" y que a la mañana siguiente, al despertarse, se dio cuenta que la habían empujado con engaños a "hacer una decisión". Su angustia y confusión me perturbaron profundamente.

 

Se podría argüir que su conversión fue genuina, y que la reacción posterior fue obra del diablo. Recuerdo que yo mismo juzgué las cosas de ese modo aquella vez. Ahora me inclino mucho más a creer que la conversión de esa muchacha había sido psicológica pero no espiritual. 

 

Me explico. En cierto modo toda conversión siempre. Es psicológica. Toda conversión supone una decisión y un cambio de actitud, y ambas cosas son fenómenos psicológicos. Pero mientras en la conversión espiritual los cambios emocionales son el resultado de la obra de Dios, en una conversión puramente psicológica tales cambios es el resultado de una técnica o de la presión emocional. No representan un milagro de la gracia.

 

La distinción empecé a advertirla cuando tuve noticias de las "técnicas de evangelización" usadas por los comunistas chinos, inmediatamente después del triunfo de su revolución. Tenían grandes reuniones calcadas de nuestras reuniones evangélicas. Completas con todo: coritos comunistas, testimonios, predicadores "dinámicos", obreros personales y llamamientos. ¿Falsificación diabólica? ¡No precisamente! Se trataba más bien de la manera china de usar abierta y deliberadamente, las técnicas que; algunos evangelistas (tal vez inconscientemente) usan para conseguir convertidos.

 

Nuestras mentes están sujetas a ciertas leyes y por ello mismo, hasta cierto punto, es posible camuflarlas. Si estoy en medio de una gran multitud, y me haces reír, luego llorar, luego reír, luego llorar otra vez; si además repites Ciertas frases con insistencia y alternativamente me respondes y me consuelas; entonces, si no estoy prevenido, mi mente se va poniendo como arcilla en tus manos.

 

Puede así llegar el momento en que hagas lo que quieras conmigo. 'Mi juicio está deteriorado, mi conciencia inflamada, mis emociones hacen que todo me parezca diferente. Si en tales condiciones tomo la decisión que quieres que tome, cualquiera sea esa "decisión", probablemente experimentaré una sensación de alivio, gozo y paz. Este es un fenómeno psicológico muy conocido. Las técnicas que lo demuestran son igualmente conocidas. Y es probable que, aunque esté prevenido, me resulte difícil sustraerme a la acción de éstas, por lo menos temporalmente.

 

La verdadera conversión, en cambio, es algo mucho más profundo. Tiene una dimensión no material, no psicológica. Produce más que gozo y paz temporales. Hace que surja la bondad, el hambre y la sed de rectitud, la pobreza en espíritu, y todos los frutos de justicia.

 

Si eres predicador del evangelio, debes saber bien lo que haces. Ponte en guardia contra la posibilidad de usar tus habilidades de predicador para hacer psicoterapia de masas. Recuerda que estás colaborando con el Espíritu Santo. No pongas tanto empeño en conseguir gran número de conversiones, no sea que comiences  a querer hacer la obra que sólo corresponde al Espíritu. Tu tarea es explicar la Palabra de Dios y señalar sus aplicaciones. La obra de Dios es la de hacer que esta Palabra penetre de tal modo en la conciencia de una persona, que la lleve a sentir convicción. En consecuencia, no te dediques a tocar la conciencia de nadie contando historias pavorosas. Deja que el Espíritu Santo haga la obra de convencer y despertar temor. Las historias deben servir para ilustrar puntos oscuros de la enseñanza, no para producir pánico en la congregación.

 

¿Quiere decir esto que todas las técnicas de evangelización son malas?

 

No, no lo creo. Es imposible hacer cualquier cosa sin cierto grado de técnica. Necesitamos técnicas para comunicar la verdad con claridad. Yo diría más bien que las técnicas se vuelven inmorales cuando, consciente o inconsciente mente, las usamos para intentar manejar la voluntad, las emociones o la conciencia de otro ser humano. También se vuelven inmorales cuando en nuestra mente se hacen más importantes que el Espíritu de Dios. Se vuelven inmorales cuando más que las personas nos importan los resultados.

 

Falsas emociones

 

No estoy en contra de las emociones en la predicación, pero sí del emocionalismo. No me opongo a la persuasión fervorosa, pero sí al uso de artimañas para hacer que un hombre cambie su manera de pensar. Pablo rogaba y amonestaba a sus oyentes aún con lágrimas. Esto es grandioso. El Evangelio de Jesucristo no es una fría proposición intelectual. La situación de un hombre sin Cristo tampoco es meramente asunto de interés académico.

 

Así que, tengamos lágrimas, pero no "técnicas lacrimógenas"; tengamos amonestación y súplicas, pero no técnicas de persuasión. Cuando uno está realmente preocupado amonesta con súplica; pero cuando ha leído un manual sobre la metodología para conseguir que la gente tome decisiones, lo que está haciendo es usar una técnica de persuasión. Es preferible tener un predicador que llora y una congregación que permanece inmutable, y no lo contrario. El predicador tiene motivos para llorar. El ve, o debería ver, las cosas tal como son, y su tarea es comunicar lo que ve. Puede que no siempre sea capaz de controlar sus emociones.

 

El peligro de la manipulación psicológica, sin embargo, no se limita a las reuniones colectivas. Las técnicas de evangelización personal pueden ser igualmente peligrosas.  

 

¿No te has cruzado con personas que te han dicho "yo ya pasé por eso"? Les preguntas un poco más y descubres que habían "aceptado al Señor" cuando un obrero personal demasiado celoso los presionó mucho. Es verdad que algunos de tales "convertidos" pueden ser hombres y mujeres regenerados que han retrocedido en su fe. Pero estoy igualmente seguro que son muchos más los que sólo fueron objeto del lavado cerebral de algún "obrero personal".

 

Parte de nuestro problema surge del hecho de que estamos desesperados por conseguir resultados. Quienes dan todo su tiempo a la obra del Señor deben probar que son obreros dignos de su salario. Tienen que conseguir resultados y están tan desesperados por ello como un vendedor. Tienen que probar su calidad espiritual consiguiendo algunos trofeos (así como los valientes prueban su fuerza con los logros de la fuerza física).

 

Ahora bien, los resultados deben tomarse en cuenta. Yo no me atrevo a decir que no debemos sentimos inquietos si entre las personas que nos rodean no hay conversiones. Debería inquietarnos mucho. Pero los resultados, para tener algún valor, deben ser genuinos. Lo que prepara a un hombre para ir al cielo es la regeneración y no el pasar por las distintas etapas de una conversión psicológica.  Y pregunto otra vez, ¿cuál es mi móvil al querer resultados? ¿Preocupación por mi prójimo? ¿El amor de Cristo que me constriñe?

 

¿Anhelo de la gloria de Dios? ¿O simplemente estoy tratando de demostrar algo, de lucir algo?

 

Falsos motivos

 

Otro problema básico de nuestra pasión por resultados es que pertenecemos a una cultura de vendedores. El representante real del siglo XX no es el científico ni el viajero espacial, sino el vendedor. Es él la persona que realmente mantiene la máquina en movimiento, y el éxito de un vendedor se mide por el numero de cosas que consigue vender. Si vende, triunfa.

 

Muchos vendedores tienen dudas secretas acerca de la calidad del producto que están vendiendo. Sin embargo, deben reprimir estas dudas y usar las técnicas de ventas que se les han enseñado. De hecho, las grandes compañías tienen sus propias técnicas para mantener bien alta la moral del vendedor.

 

El vendedor debe vestir bien y conducir un lindo automóvil. Esto crea a su alrededor una aureola de éxito y el éxito trae más éxito. El vendedor tiene que mostrarse "interesado" en sus clientes y su interés debe parecer "genuino". (Me pregunto si puede haber un interés genuino cuando en última instancia el móvil es la venta, la comisión y el puesto de honor en el rol de vendedores).

 

El vendedor debe demostrar no sólo la virtud de su producto, sino que tal producto es justo lo que el cliente necesita. El vendedor de enciclopedias está genuinamente tratando de ayudar al Sr. Pérez a resolver sus problemas culturales, pero tiene que resolverlos ahora. ¿Por qué esperar? La oferta que se le hace a Pérez es sin paralelo, es de algo que necesita ahora ¡Al comprar la enciclopedia va a ahorrar dinero!

 

Como vivimos en un mundo de vendedores que van de puerta en puerta y de otros un poco más sofisticados; de avisos comerciales en la radio y televisión; de espacios de publicidad en las revistas y de mil y una maniobras publicitarias, resulta lo más natural que pensemos que el evangelio es una cosa más de las que hay que vender. De hecho, hay ciertos misioneros y evangelistas que afirman que la evangelización es un asunto de "arte de vender".

 

Las comparaciones son obvias. Tenemos algo que todo el mundo necesita. Somos responsables de llevar el conocimiento de ese algo (o alguien) a toda criatura. El tiempo es importante. Los hombres y mujeres deberían decidirse por nuestro Producto (perdonen el uso de esta repugnante palabra).

 

Pero hay ciertos peligros en la comparación.

 

El Sr. Pérez puede comprarse una enciclopedia (presionado por la técnica del vendedor) y darse cuenta después de que no era eso lo que él quería hacer. Le han lavado el cerebro, por no decir más. La experiencia le va a resultar ingrata, pero no adquiere las dimensiones de una tragedia La cosa es realmente trágica cuando el decidirse por Cristo para una persona representa solamente el ceder al "arte de vender" de algún cristiano.

 

Falsa esperanza

 

En primer lugar, si el Espíritu Santo no ha obrado, la persona no ha nacido de nuevo. Su "fe" no es' fe salvadora. Tiene una falsa esperanza.

 

Por otra parte; si posteriormente reacciona contra su "conversión" su "resistencia a que le vendan" va a aumentar en alto grado como resistencia al evangelio. Hay por todo el mundo muchísima gente que está en una actitud doblemente adversa al evangelio porque ha pasado por una experiencia espuria de conversión.

 

Lo que es más, la mentalidad de vendedor está llena de trampas y peligros latentes. Va contra la esencia misma de lo que es el testimonio. Vestirse muy bien ¿Por qué? ¿Para impresionar? ¿En bien del testimonio? ¿Consiste el testimonio en un traje impecable y una camisa y corbata del mejor estilo? ¿No estaremos confundiendo el testimonio con la "reputación" y la "imagen para el público"?

 

Lo que es todavía peor. ¿Eres tú uno de esos pobres cristianos que se esfuerzan por aparentar una fachada de vida victoriosa "para atraer a otros hacia Cristo"? Esto, por supuesto, es tu equivalente de un traje impecable. Sonríes (o se supone que lo hagas) porque un cristiano es una persona gozosa. Procuras parecerte a Jesús aunque no tienes una idea clara de lo que es' ese parecido con Jesús.

 

Es parte de la técnica. Tienes que atraer a los demás hacia Cristo. Y si esto significa su primer algo de tu manera de ser, de tu yo real, y ponerte la careta de un gran actor, bueno, eso es parte del testimonio. Tu manera real de ser, tu yo verdadero, aparece en la noche, en tu cuarto, cuando no hay nadie que te vea más que' Dios y la opinión de él no es la de un posible cliente,  un posible convertido. ¡Ya está en el grupo de los "tuyos"!

 

¿Nunca se te ha ocurrido que la esencia de un testigo (una parte inmensa de la evangelización) es precisamente la simple honestidad? Tú eres sal -te sientas sal o no. No se te ha dicho que actúes como si fueses sal,' sino que seas lo que eres. Tú eres luz. Dios ha hecho una obra en tu vida. No procures brillar. Deja que brille la luz que Dios ponga en ti.

 

Ser honesto

 

Ahora bien, dejar que tu luz brille exige sólo una cosa: honestidad. Es una exigencia de honestidad ante los no creyentes. De hecho, tal honestidad es en sí misma el 99 por ciento del testimonio. Testificar no es ponerse una fachada cristiana como para convencer a probables clientes. Testificar es ser honesto, esto es, ser consecuente con lo que Dios ha hecho en tu manera de hablar y en tu conducta diaria.

 

Tal honestidad demandará que hables acerca de Cristo con aquellos incrédulos que conversan contigo. El hecho de que en el pasado hayas tenido que inventar trucos para crear oportunidades de hablar de las realidades espirituales prueba que subconscientemente has estado invalidando las oportunidades que continuamente se te presentan.

 

Todos nosotros escondemos nuestro yo real detrás de una fachada. Mantener la imagen que hemos creado para los demás nos exige que hablemos, que nos riamos y que nos conduzcamos de cierta manera. Nuestra conversación va dirigida a crear cierta impresión en aquellos con quienes hablamos, a construir o preservar la imagen de nosotros mismos que queremos vender a los demás. Ahora bien, para muchos de nosotros "testificar" quiere decir agregar ciertos detalles cristianos a esta imagen. Pero al hacer esto nos estamos predicando a nosotros mismos, no a Cristo.

 

Por otro lado, el verdadero testificar significa abolir la fachada detrás de la que nos escondemos, no modificada. Vivir detrás de una fachada es esconder mi luz "debajo de un almud". Es falsedad; y la falsedad opaca la luz divina, no la refleja.

 

Ahora bien, si tu eres siquiera parcialmente honesto (la honestidad total es rara y es cosa difícil), en una conversación con un no creyente va a resultarte muy difícil el evitar hablar acerca de Cristo y lo cristiano. ¿Dices tú que es difícil testificar? Yo afirmo que con un poco de honestidad resulta imposible no testificar.

 

Ignorancia honesta

 

Ahora bien, la honestidad exige también que admitamos que no lo sabemos todo. Un buen vendedor siempre tiene una respuesta, jamás se queda sin responder. Pero tú no has sido llamado a ser un vendedor, sino un testigo. Esto es, a ser franco y abierto en cuanto a lo que sabes y a lo que has experimentado.

 

¿Estás a lo mejor esperando a tener todas las respuestas para comenzar a testificar? No lo hagas. Procura por todos los medios encontrar respuestas a los problemas, pero no pospongas tu testimonio hasta tenerlas todas. Prepárate a decir que no sabes cuando ese caso llegue. Nadie se va a sorprender. Dios no depende de la capacidad de discusión de los cristianos.

 

Hace unos años algunos alumnos del Instituto Bíblico Moody organizaron una reunión en la Universidad de Chicago. Personalmente yo no hubiese considerado que alumnos de ese instituto eran los más indicados para evangelizar a personas tan intelectualizadas y sofisticadas como los estudiantes de la Universidad de Chicago (lo digo sin propósito de ofender). Cuando llegó el momento de las preguntas y respuestas los asistentes hicieron una serie de preguntas difíciles. Los estudiantes de Moody tuvieron el buen sentido y la honestidad de admitir que no podían responder a algunas de ellas. Su honestidad fue parte integral de su testimonio.

 

Ella cumplió su propósito. Uno de los catedráticos de la Universidad de Chicago expresó públicamente su interés en saber más acerca del mensaje. Dijo que era la primera vez en su vida que se encontraba con cristianos que admitían que no sabían todas las respuestas. Esto, dijo, en vez de disminuir su confianza en ellos, la había aumentado.

 

Valoración honesta

 

La honestidad requiere también que reconozcamos el fracaso. Es malo el fracaso, pero es peor engañarse respecto al fracaso. El fin no justifica los medios, nunca.

 

No quiero decir que la honestidad signifique dar rienda suelta a tus peores instintos. Pero creo firmemente que encolerizarte es mejor que fingir que no estás encolerizado. Sostengo firmemente también que admitir que fracasas en tu vida cristiana, lejos de ser perjudicial al testimonio, puede aún ser una parte del mismo. Tu honestidad en sí misma es un testimonio. Admitir fallas demanda valor y gracia realimente espirituales. Sólo aquél que no está preocupado con su "imagen pública", sino con su Señor, está en condiciones de hacerla.

 

¿Pero acaso el pecado y nuestras fallas no son vergüenza para el Señor? Sí, lo son de hecho. Pero la vergüenza no se quita encubriendo el pecado sino ocupándose de él como corresponde, y es claro que no puedes comenzar a ocuparte de él como corresponde hasta que no seas honesto contigo mismo y, cuando sea necesario, con los demás, respecto a dicho pecado.

 

No esperes ser perfecto para testificar. Testificar significa ser honesto en todo momento -también ahora. Nunca encubras tus debilidades para testificar. Lo que el mundo quiere ver no es un cristiano perfecto, sino la gracia de Dios obrando en un cristiano débil e imperfecto.

Muchos cristianos de nuestros días tienen un trágico error de concepto en cuanto al papel que ellos desempeñan en la conversión de una persona. Deberíamos rogar y exhortar al incrédulo no porque nuestro ruego y nuestra exhortación lo salven, sino porque no podemos hacer otra cosa; porque esa actitud surge de nuestro ser. Al hacerla no hacemos sino expresar lo que el Espíritu Santo está haciendo entre nosotros. Realmente el Espíritu Santo es como la partera que trae a la vida a un alma nacida de nuevo. Querer hacer nosotros el papel del Espíritu Santo es peligroso, inmoral y blasfemo.

 

Creo que en la evangelización moderna, tanto pública como personal, estamos vendiendo nuestra primogenitura por un plato de lentejas. Creemos que hemos domesticado al Espíritu Santo y que lo manejamos, cuando lo único que hemos domesticado y manejamos es un poco de psicología barata. No estamos presentando a una Persona, sino promoviendo un símbolo. Hemos sido llamados a la gloria y honor de ser testigos del Señor de la historia y Redentor de la humanidad, y lo que hacemos es manosear nuestras estúpidas técnicas para "conseguir decisiones".

 

Es hora de que abandonemos nuestro engaño blasfemo y permitamos que la luz brille de tal manera ante los hombres, que ellos glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos.

 

EVANGELIZACION E IDEOLOGIA:

UNA CONFRONTACION

 

HANS BURKI

 

El autor es Doctor en Filosofía y Pedagogía por la Universidad de Zurich. Desde su juventud ha desplegado intensa actividad evangelizadora entre estudiantes universitarios de Europa, Asia, África y América Latina. Es autor de más de media docena de libros, entre los que destaca Zweíerchsaft, un estudio profundo le la comunidad cristiana en el mundo de hoy. Actualmente es Secretario General de los Grupos Bíblicos Universitarios de Suiza y Secretario Asociado de la Comunidad internacional de Estudiantes Evangélicos.

 

EVANGELIZACION E IDEOLOGIA:

UNA CONFRONTACIÓN

 

Hans Bürki

 

La evangelización personal y en grupos es la expresión inevitable de una espiritualidad viril y de una comunión genuina. Nuestra preocupación común, entonces, es la de averiguar por qué hay tan poco de esa madurez espiritual tan poco de esa comunión que provoca al amor

 

Hay muchas iglesias e instituciones misioneras que parecen moverse dentro de un círculo vicioso en el cual dan a luz hijos según su propia imagen y semejanza. Es decir, aquellos cristianos que tienen muy bajos niveles de vida de fe serán un ejemplo de muy bajo nivel en lo que se refiere a la entrada en el camino de Cristo. Cuando un grupo de cristianos tiene una vida de comunión deficiente, engendrará nuevos creyentes que, siguiendo por el mismo camino, no harán otra cosa que rendirse aceptando los modelos y costumbres estereotipados del grupo cristiano. Estos nuevos creyentes tendrán también muy ,poca disposición a evangelizar y comunicar su fe en forma pertinente y, en vez de llegar a ser la fuente de inspiración y de amor floreciente, lo que harán será consolidar al grupo en la pobre y estéril vida que han aceptado como normal.

 

La práctica actual de la evangelización

 

Si es que hemos de poner fin a este estado de cosas y ver un cambio, debemos atacar el problema en sus raíces, esto es, en la práctica de la evangelización tal como se da hoy en. día. No podemos ignorar la observación de que buena parte del esfuerzo evangelizador, tanto personal como corporativo, contribuye directamente al surgimiento de un nuevo tipo de cristiano nominal. No será igual a aquellos que muestran su certificado de bautismo o que basan toda su fe en los sacramentos; sin embargo lo que ha hecho es "aceptar el llamado", "pasar al frente", "firmar una tarjeta de decisión", "decir una oración en presencia de un consejero". Ha "tenido una experiencia". Dicho brevemente: "Ha aceptado al Señor Jesucristo como su Salvador personal", según reza la frase peligrosamente ;estereotipada. Como resulta que de inmediato es admitido en el grupo cuyo nivel espiritual es bajo, ni el nuevo ni los otros se dan cuenta de que su conversión no ha sido más que un ;proceso psicológico de lavado cerebral y no la obra regeneradora del Espíritu de Dios en el alma humana.

 

La cuestión importante es .averiguar por qué la práctica de la evangelización (personal o corporativa) de manera creciente deforma, y distorsiona la doctrina de la evangelización. La respuesta que vaya proponer para que sea discutida y evaluada podría resumirse en la siguiente afirmación: La aberración que se obb5erva en la práctica es causada por una adulteración ideológica de la fe cristiana. Los motivos 301dean los' métodos. La influencia de la forma ideológica de pensar actualmente es tan sutil y devastadora como 10 fue el gnosticismo que socavó la fe cristiana en los primeros siglos.

 

La influencia de la forma ideológica de pensar Una ideología es un sistema total de pensamiento y acción erigida para justificar y consolidar la posidan de un partido político, una clase social, un grupo cultural o una institución religiosa. Por medio del adoctrinamiento y la propaganda se consigue moldear y manipular a un cierto número de personas metiéndolas dentro de un patrón común de creencia y conducta. Los intereses de este grupo se justifican mediante argumentos filosóficos, históricos o religiosos de los. cuales se deducen "ideológicamente"· ciertas pretensiones al poder e influencia. Signos típicos de la ideología en acción son: el énfasis en la opinión pública, la propaganda, el prestigio, el nombre, el título, las relaciones, la eficiencia, los resultados, la modernidad; la actualidad, las estadísticas, el dinero y la influencia. También se sospecha de cualquier persona o grupo, que estando dentro, pone en duda la validez de los presupuestos ideológicos o muestra algo de comprensión hacia las prácticas positivas de otras instituciones. Se observa también una mezcla de motivaciones -políticas, económicas, culturales, religiosas, que a menudo se racionalizan con argumentos pseudo-científicos, y una guerra competitiva entre ideologías opuestas. Finalmente, lo que resulta más evidente es la simplificación de las complejidades de la vida por medio de formas de lenguaje rígidamente estereotipadas.

 

Algunos afirman que la única salvaguarda contra estas tendencias ideológicas es la congregación cristiana, la Iglesia. Distinguen, entonces, entre "la comunidad cristiana en general aquellas organizaciones independientes fundadas para un esfuerzo evangelizador en forma especializada a un grupo o grupos en particular"

 

Se considera que la congregación cristiana es una comunidad heterogénea en contraste con los grupos homogéneos u organizaciones especializadas.

 

Sin embargo, esta distinción entre la iglesia como "organismo natural" y estos grupos como organizaciones uniformes", es muy relativa. Si miramos las cosas desde una perspectiva amplia, las iglesias son también grupos homogéneos. Muchas de ellas tienen una membresía que es de clase media típica, con su correspondiente mentalidad. En los suburbios acomodados de las grandes ciudades, por ejemplo, las iglesias reúnen un grupo claramente definido, totalmente diferente del que constituye una iglesia rural, así sucesivamente. Por otro lado la posibilidad de que algunas organizaciones tengan una composición heterogénea no está excluida del todo. La diversidad creativa de cualquier grupo no depende de su forma peculiar: es el fruto del trabajo y el amor mutuos. Las congregaciones no están libres del adoctrinamiento ideológico. La cuantificación de la vida de la iglesia (estadísticas de asistencia, de conversiones, de ofrendas, etc.) l la preponderancia de la actividad centralizada alrededor de los dones de un hombre pueden ser tan persistentes que equivaalen al manejo distorsionado de una organización independiente.

 

'Hay innumerables iglesias que se glorían en el hecho de que en ellas cada domingo "se hace la invitación" y los convertidos se agregan a la congregación. Si uno viaja y observa que a lo largo de todo un continente, el "llamado" y sus resultados tienen una similaridad que resulta sorprendente cuando no chocante; uno se inclina a atribuir tales conversiones a la manipulación de ciertos grupos de presión ideológica que se llaman "congregaciones cristianas" más bien que a la actuación inefable de Dios "el Espíritu que sopla donde' quiere, cuando quiere y como quiere". De hecho, "debemos ponemos en guardia contra los métodos institucionatizados que adoctrinan, regimentan y moldean a cada cristiano dentro de un patrón común, como si fuese una copia hecha con papel carbón" (R. Halverson ).

 

 

Iglesias y organizaciones

 

Habría que hacer que esta alarmante exhortación llegase y fuese recibida por cada grupo ::.le es una expresión visible de la comunión y acción cristianas. Si las iglesias constituidas y las xganizaciones independientes se echasen mutuaa:-:lente la culpa por este estado de cosas, se ::ataría de una forma ideológica de pensar. Lo ::-jsmo si las organizaciones justificasen su exiss:encia como una acusación contra las iglesias o si, ".1 contrario, las iglesias hiciesen lo mismo :especto a las organizaciones. Se ha dicho que "el Nuevo Testamento no contiene indicaciones específicas para tales grupos". De esta declaración no se puede sacar conclusiones negativas. El Nuevo Testamento tampoco hace referencia '" Biblias impresas, a edificios eclesiásticos, a sociedades misioneras, etc. Al mismo tiempo que la expansión geográfica de la actividad misionera :lega a su clímax surgen nuevas formas y áreas ::e actividad evangelizadora pionera.

 

Debemos mencionar aquí dos de los fenómenos más significativos de nuestro siglo: el crecimiento universal sin precedentes, de la población urbana y el crecimiento igualmente incomparable del número de universidades y estudiantes alrededor de todo el mundo. Mientras que -.asta hace unos cincuenta años la educación universitaria era un lujo económico, hoy en día se ha vuelto una necesidad nacional y económica. La urbanización de las sociedades industriales y la socialización de la ciencia se han hecho interdependientes. y así como según el Nuevo Testamento los evangelistas eran llamados a abrir nuevas áreas geográficas al Evangelio de Jesucristo, así el mismo Espíritu puede "apartar para El, pioneros en estas nuevas áreas sociológicas.

 

Abriendo Surcos en estas nuevas áreas sociológicas

 

Los individuos, personas y grupos que realizan esta labor pionera necesitan ser salvaguardados, mediante la amorosa preocupación de todas, las congregaciones locales en todo el mundo, de las trampas que van a encontrar en su propio camino. A su vez estos movimientos pioneros tienen que provocar a las iglesias existentes a un amor creador y a buenas obras con respecto a las nuevas áreas que hay que evangelizar. Mien tras por un lado las iglesias establecidas' tienden a caer en la inercia y el formalismo legalista, por otro lado los movimientos independientes están en grave peligro de confundir su dinamismo extensivo -que en forma por demás sospechosa suelen llamar "evangelización agresiva"- con la obra del Espíritu le Dios. Estas dos aberraciones hacen que los cristianos sean más vulnerables a la contagiosa y creciente distorsión ideológica de la fe cristiana. Una gran parte de la presente población mundial (especialmente entre los universitarios e intelectuales) se vuelve más y más refractaria a la más leve indicación de prácticas adoctrinadoras Estas personas probarán deliberadamente si el interés de los cristianos en ellos es genuino. Buena parte del llamado problema de "consolidación" revela una falta de verdadera preocupación por la vida total de los demás. Si aquél que es el objeto de nuestro esfuerzo se convierte, entonces se considera que se ha conseguido el resultado que se buscaba y por lo tanto hay que despreocuparse ya de tal persona. Si no se rindió a la persuasión, ¡él tiene la culpa y la falta es suya! ¡Ya ha escuchado el evangelio y el deber del, creyente se ha cumplido! Esta actitud prueba que el interés personal en la conversión de otros tiene motivaciones ideológicas. El fracaso tan extendido de la "consolidación" no se da tan sólo en las instituciones misioneras y organizaciones interdenominacionales de evangelización, sino también en las congregaciones locales y hasta en los esfuerzos individuales.

 

Este fracaso es la mejor prueba de que sólo el testimonio que procede de una comunión en amor conducirá en forma natural a la comunión del amor mutuo y la estima. El interés y la adhesión producidos artificialmente tendrán que mantenerse por medios artificiales de adoctrinamiento y control continuos.

 

Liberación de las ideologías

 

Otro gran sector de la población mundial (en el cual hay también intelectuales) se muestran crecientemente propenso al adoctrinamiento ideológico. Resulta grande el peligro de forzar sobre estas personas una "ideología cristiana". Cuando quiera que se presenta la "forma de vida cristiana" como superior a cualquier otra forma de vida, hay un sutil malentendido que se desliza subrepticiamente. Para decirlo simplemente: la forma cristiana de vida es en primer lugar una forma de muerte. La salvación no es un medio para "alcanzar la felicidad" o el éxito o el equilibrio psicológico; es más bien la salvación de la muerte,   condenación y juicio, para Dios. No es que la vida, la paz y el gozo estén excluidos de la experiencia cristiana, sino que la base de todo ello es asunto eterno y no temporal. Exactamente esta negación y pérdida de la realidad eterna es la que marca de manera más significativa el pensar ideológico.

 

Al cristiano no se lo libra del sufrimiento, el hambre, la persecución, la guerra, la enfermedad física y mental, el fracaso y la oscuridad aún ::-.asta el borde de la desesperación.

 

Hemos llegado aquí al fundamento mismo en el cual la evangelización bíblica tendrá que asarse para poder detener y superar los avances le la distorsión ideológica de la fe cristiana con verdadero celo evangelizador sólo puede, urgir de la coherencia ilimitada del cristiano con toda la humanidad, y de la compasión incondicional por todos los seres creados (Ver Jonás 4: 11; Hebreos 2:17 y 18; 1 Corintios 9: 19). Los cristianos pueden presentar honestamente el "Evangelio", es decir las gozosas nuevas del amor de Dios en Cristo, solamente si es que sus '.-idas testifican de la esperanza gloriosa de que da "la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Romanos 8:21).

 

Al hombre no se le pide solamente que se encuentre con Jesucristo como su Salvador, que lo salva personalmente de la, perdición total. Este aspecto tomado aisladamente lleva en forma inevitable a entender en forma egoísta estrecha la experiencia de salvación. Cristo tiene que ser presentado y recibido también  como la Cabeza del cuerpo que es su Iglesia. El detenerse aquí puede todavía conducir a un abuso ideológico: "Tiene usted que salvarse para poder unirse a nuestra iglesia o grupo". La Iglesia no es un Hnen sí misma. Cristo ha de ser honrado como el Señor y Mediador del universo todo. Su redención tiene consecuencias eternas para la totalidad del universo creado.

 

El Cristo personal del individuo, el Cristo corporativo de la iglesia, el Cristo cósmico del universo: El es el único mediador de creación y salvación por medio del cual se completa el designio divino. Esta plenitud de Cristo restaurará al pecador que crea a la plenitud de lo que fue su destino original: ser el rey de la tierra bajo la regia soberanía del Señor de todo.

 

Por lo tanto la evangelización cristiana genuina nunca hará de los hombres medios para un fin, como forzosamente lo hacen las ideologías. "También les dijo: el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto el Hijo del Hombre es Señor aún del día de reposo" (Marcos 2:27 y 28). La verdad es que todas las motivaciones y métodos, todas las instituciones y organizaciones tendrán que ser puestas y mantenidas en subordinación al hombre, quien tiene el honor de estar en pie o de caer ante su propio Señor.

 

EVANGELIZAR Y VIVIR

RICHARD HALVERSON

 

El Dr. Halverson es pastor de la Cuarta Iglesia Presbiteriana de  lshington, D.C. Estados Unidos- Ha desplegado intensa actividad de evangelización a través de células cristianas entre los líderes de la industria, el comercio y la política en su país yendo a las naciones del mundo. Activo en la organización Visión ¡dial, ha visitado varias veces América Latina. El presente trabajo fue una de las ponencias básicas más destacadas en el congreso Mundial de Evangelización, Berlín, 1966.

 

EVANGELIZAR Y VIVIR Richard C. Halverson

 

"El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino"

 

Mateo 13:37-38)

 

En el Nuevo Testamento, la evangelización no parece haber sido nunca una "cuestión debatida". Es decir, no se encuentra a los apóstoles instando, exhortando, regañando, planeando y organizando programas de evangelización. En la iglesia apostólica la evangelización era algo que se daba por sentado y funcionaba sin técnicas ni programas especiales. Simplemente sucedía... brotando sin esfuerzo de la comunidad de los creyentes como la luz brota del sol. Era automática, espontánea, continua, contagiosa.

 

Roland Allen, misionero anglicano en la China (1895-1903), pastor en Inglaterra, y autor sobre temas misioneros; contrasta como sigue el enfoque actual de la evangelización, con el del Nuevo Testamento: "Cuando de las impacientes instancias y exhortaciones que llenan las páginas de nuestros modernos periódicos misioneros nos volvemos a las páginas del Nuevo Testamento, nos asombra la diferencia de atmósfera. San Pablo no exhorta repetidamente a sus iglesias a dar dinero para la propagación de la fe: le interesa mucho más explicarles qué es la fe, y cómo deben practicarla y mantenerla. Lo mismo se puede afirmar de San Pedro y San Juan, y de todos los escritores apostólicos. No parecen sentir necesidad alguna de repetir la gran comisión y de instar a sus convertidos a hacer discípulos en todas las naciones. Lo que leemos en el Nuevo Testamento no es una ansiosa apelación a los cristianos para que difundan el Evangelio, sino una nota aquí y allá que sugiere cómo se estaba difundiendo... y no es ésta una nota peculiar de la época apostólica, una señal de la asombrosa inspiración y el poder de la predicación y el ejemplo apostólico: durante siglos la Iglesia cristiana continuó expandiéndose por su propia gracia inherente introdujo una incesante provisión de misioneros sin ninguna exhortación directa".

 

Crecimiento espontáneo

 

Cuatro declaraciones registradas por Lucas muestran esta expansión espontánea de la iglesia apostólica en virtud de su salud interior perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos" (Hechos 2 :46 y 47). "y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe" (Hechos 6:7). "Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y erran edificadas, andando en el temor del Señor, " se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo" (Hechos 9:31). "Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día" (Hechos 16:5).

 

Al leer estos relatos del crecimiento de la La Expansión Espontánea de la Iglesia; Ed. La Aurora, 3uenos Aires, 1970; pág. 21, (bastardilla del autor). iglesia pnmlt1va es imposible dejar de advertir su espontaneidad y naturalidad. A medida que "crecía la Palabra del Señor", y los creyentes eran "edificados" y andaban "en el temor del Señor", "fortalecidos por el Espíritu Santo", eran "agregados cada día" nuevos convertidos. Debido a su salud espiritual, la iglesia apostólica experimentaba resultados notables y efectivos en la evangelización, con suma regularidad. Es lícito afirmar que. en una congregación espiritualmente robusta, la evangelización es inevitable. La falta de espíritu evangelizador o misionero, en el sentido neotestamentario, revela una pobre condición espiritual. El camino hacia el vigor en la evangelización no se basa en ningún énfasis o programa especial, sino en el arrepentimiento, la curación y la alimentación. La necesidad misma de organizar esfuerzos de evangelización especiales, revela la profunda necesidad de renovación de la iglesia. Exhortar a una iglesia estéril a, evangelizar o responder a los llamados misioneros sería 10 mismo que exhortar a una mujer estéril a que tenga hijos.

 

En el Nuevo Testamento la evangelización no era optativa. Jesús no dijo "no podéis ser mis testigos cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo". Ni tampoco era coercitiva. Jesús no dijo: "Debéis ser mis testigos"

 

¡Era más bien ineludible! Jesús dijo: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido_ sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta 10 último de la tierra" (Hechos 1:8). Es decir, que el cristiano con la dinámica del Espíritu era un testigo, no porque él decidiera serlo o se viera obligado a ello, sino porque el Divino Testigo habitaba en él y obraba por medio de él. No testificaban porque tuvieran que hacerla, sino porque no podían dejar de hacerla. "No podemos dejar de decir 10 que hemos visto y oído" (Hechos 4:20). "De cierto, de cierto os digo", prometió Jesús con absoluta certidumbre, "el que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre" (Juan 14: 12). Los que creían en él, harían también las cosas que Jesús había hecho en el mundo, no porque iban a decidir hacerlas, ni porque iban a ser obligados, sino porque iban a estar dotados del mismo Espíritu que había hecho las obras en y por medio del Cristo encarnado. Por medio de discípulos poseídos por el Espíritu, el mundo sería redargüido de "pecado, de justicia y de juicio" (Juan 16:8).

 

Comunión y evangelización

 

Aquellos discípulos primitivos no eran menos humanos que nosotros, ni estaban menos sujetos a las tentaciones ni menos acosados por las debilidades e incapacidades humanas. No tenían ninguna de las llamadas ventajas de que disfrutamos nosotros en nuestras iglesias contemporáneas, debido a diez y nueve siglos de historia y tradición; su mundo era ciertamente no menos hostil al evangelio de Cristo que el nuestro; sin embargo, con su testimonio "trastornaron 'el mundo". Eran de una sola mente. Todos daban un mismo testimonio porque todos eran poseídos por el Espíritu Santo. Su testimonio era unánime, porque "perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42).

 

El comentarista anglicano W. H. Griffith Thomas, ha dicho: "Es un hecho, tal vez un hecho significativo, que a través de todas las epístolas. del Nuevo Testamento, en las que, naturalmente, hallamos instrucción para los cristianos, haya una sola exhortación a hacer la labor de evangelización (2 Timoteo 4-5); a la vez que las apelaciones a cumplir el deber de las misiones en el extranjero brillan igualmente por su ausencia. Por otro lado, la vida cristiana, sus disposiciones y posibilidades, sus secretos y sus métodos, sus deberes y responsabilidades, se encuentran subrayadas por doquiera ¿Hay alguna conexión entre tal silencio y tal énfasis? ¿No puede ser un recordatorio de que cuando la vida cristiana es lo que debe ser, el deber de evangelizar en todo lugar será el resultado natural y necesario, como el efecto sigue a la causa, como el arroyo sigue a la fuente.  

 

El Nuevo Testamento muestra claramente que Jesús esperaba que cada discípulo fuera un evangelista, en el sentido de ser un testigo. Esta esperanza era de seguro cumplimiento, además, debido a la promesa del Espíritu que llenó a todos los discípulos en el aposento alto y al parecer también a todos los que fueron agregados después a la comunidad. En el Nuevo Testamento está asimismo bien claro que, a pesar de su humanidad débil y pecaminosa, aquellos primeros cristianos a menudo se exhortaban y estimulaban mutuamente: confesándose unos a otros sus faltas, orando los unos por los otros y llevando las unos las cargas de los otros, honrando y estimando cada cual a los otros más que a sí mismo. Hicieran lo que hicieran individualmente, compartían su testimonio de Cristo con otros que oraban por ellos y estudiaban con ellos la doctrina de los apóstoles. En síntesis: la comunión era esencial para su testimonio. De hecho, la matriz de la evangelización del Nuevo Testamento fue la auténtica comunión cristiana. El testimonio partía de la comunidad y volvía a la comunidad. "Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el padre, y _con su hijo Jesucristo" (1 Juan 1: 3). Parafraseando el versículo siguiente dice J.B. Phillips: "... mientras más se extiende la comunión, mayor es el gozo que nos trae a los que ya estamos en ella". Comentando este versículo en· particular, en su exposición de 1 Juan, dice G. G. Findlay: "Tenemos un gran secreto en común, nosotros y los apóstoles. El Padre lo dijo a Jesús, Jesús a ellos, ellos a nosotros y nosotros a otros. Los que han visto y oído cosas semejantes no pueden guardar para sí el conocimiento",2 "Evangelizar, en su forma más pura, significa simplemente decir a los hombres lo que Dios ha hecho por ellos en Cristo" (autor desconocido).

 

El mundo no tiene nada que ofrecer que sea comparable a la auténtica comunión cristiana. Ninguna estructura social que cumpla una función semejante le corresponde, ni aún remotamente. Logias, clubes, fraternidades y sociedades secretas; tabernas, bares y otros lugares de reunión, son lo mejor que el secularismo pueda dar; y por

 

2 Fellowship in the Lile Eternal, exposición de las Epístolas de Juan, Londres, Hodder and Stoughton, 1919. pág. 89.

 

Cierto que están infinitamente lejos de proporcionar la satisfacción y la realización que brinda la comunión cristiana. Enfrentado a esta única relación espiritual, el hombre contemporáneo, sofisticado, pagano, halla en ella una cualidad que falta por completo en cualesquiera otras apreciaciones. La comunión del Nuevo Testamento es en sí y por sí misma un testimonio para el mundo, una demostración de la eficacia de la redención. El hombre no regenerado la halla atractiva, compulsiva, satisfactoria. Esto explica, al menos en parte, la observación de Lucas de que los primeros discípulos tenían "favor con todo el pueblo" (Hechos 2:47).

 

Sea cual fuere el impacto evangelizador que el individuo cristiano pueda hacer en el mundo donde Cristo lo "siembra", mucho de este impacto depende de su relación con otros cristianos. La comunión es fundamental para la eficaz evangelización personal. Los métodos de evangelización nunca pueden sustituirla. Por inteligentemente propagados y aplicados que sean, en última instancia los métodos serán fructíferos o inútiles según la calidad de la comunidad cristiana en la cual se muevan aquéllos que los usen. En este contexto puede ser apreciada en su profundidad la significación de la notable promesa de Jesús en Mateo 18:19-20, y su envío de los discípulos de dos en dos. No es por accidente que en este punto Mateo registre la pregunta de Pedro acerca del perdón y la penetrante respuesta de nuestro Señor (Mateo 18:21-35). "Entonces" "se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que pecare contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: no te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete" ..

 

La reconciliación entre los cristianos es un requisito insoslayable para la comunión. En las palabras con que comienza su primera epístola, el apóstol Juan establece el carácter central de la comunión como la meta v el motivo de la evangelización. Luego instruyo a sus lectores en cuanto a la naturaleza de esa -comunión: una cuestión de honradez con nosotros mismos (1 Juan 1: 5-10). "Andar en tinieblas" o sea, decir "que no tenemos pecado", es engañamos a nosotros mismos y frustrar la comunión. "Andar en luz", que significa reconocer o confesar nuestros pecados, es ser perdonado y limpiado y "tener comunión unos con otros".

 

La relación de los creyentes con Dios y entre ellos mismos era de suprema importancia en la iglesia apostólica. La luz, el calor y el amor, el perdón y la aceptación que emanaban de esa comunidad única, saciaron el hambre espiritual de judíos y paganos. "¡Mirad cómo se aman! ", decían ellos. Hombres enfermos y ahítos de pecar, trataban de entender la extraña e incitante calidad de vida que distinguía a los discípulos. En una atmósfera tan atrayente, los perdidos estaban dispuestos a escuchar a aquellos que "n o podían dejar de decir lo que habían visto y oído".

 

Hoy en día, en la evangelización personal existe la tendencia a desconocer las relaciones dentro de la comunidad cristiana y preocuparse en cambio por las relaciones del individuo crisstiano con los que están fuera de la iglesia. Como consecuencia, una de las más grandes piedras de tropiezo para el mundo de fuera de la iglesia es la forma en que los cristianos se tratan los unos a los otros. No sería inconcebible que el mundo de hoy se inclinara a decir, con cierta justificación, al considerar a la Iglesia: " ¡Mirad cuán poco se aprecian unos a otros! ". La labor fiel de cristianos celosos en la evangelización personal a menudo es neutralizada por las actitudes presentes dentro de la familia cristiana. La imagen corporativa de la iglesia con frecuencia anula el testimonio fiel de sus miembros individuales. Y se da el fenómeno peculiar de algunos cristianos que, celosos de' su deseo de hacer obra personal, se comportan en forma admirable entre los no creyentes, pero dentro de la comunidad cristiana actúan como el mismo diablo.

 

Jesús dijo: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35). En su lección sobre la oración (Mateo 6:6-15), -Jesús subrayó una petición para señalarles como algo esencial en la conducta cristiana: Porque SI perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre Celestial os perdonará vuestras ofensas". Con respecto a la ofrenda como parte del culto (Mateo 5:23-24), Jesús advirtió:

 

"Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu .hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda". La descripción que hace Pablo del delicado equilibrio que Dios ha logrado en la colocación de los miembros en el cuerpo (1° Corintios 12: 18- 26) sugiere la más gentil y tierna de las relaciones entre los cristianos los miembros todos se preocupan los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan". Roland Allen describe la expansión espontánea de la iglesia como algo que "sigue a la irresistible atracción que la iglesia cristiana nene para las personas que ven su vida ordenada, y son atraídas a ella por el deseo de descubrir el secreto de una vida que ellos instintivamente desean compartir".

 

Toda evangelización nace de una relación semejante, y la evangelización personal en el verdadero sentido neotestamentario será el fruto inevitable y abundante de esta renovación de la iglesia. Fuera de este contexto, los métodos de evangelización personal hasta pueden ser peligrosos. Métodos erróneamente concebidos pueden atraer, adoctrinar y regimentar a ciertas personas celosas en forma tal que se constituyan en una "élite espiritual" de individuos tan preocupados por los "resultados", que tiendan a pensar de sí mismos como superiores a quienes no tienen esa inclinación. Además, tiende también a producir en el resto de la comunidad cristiana la falsa impresión de que sin un curso especial de obra personal y sin el dominio de ciertos métodos de evangelización, uno no está capacitado para dar testimonio a un extraño. No desdeñamos los métodos que se enseñan y practican adecuadamente (el Espíritu Santo usa medios); insistimos, más bien, en que siempre deben mantenerse dentro del contexto de la vida total de la comunidad cristiana' y subordinados al ministerio del Espíritu de Dios en los creyentes, como individuos y como cuerpo.

 

La evangelización, según la mejor tradición neotestamentaria, es la vocación de todo creyente; para ello el Espíritu Santo de Dios lo capacitará mediante "la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraternal, el partimiento del pan y las oraciones". Cualquier metodología que produzca una cierta clase de evangelista semiprofesional dentro de la comunidad cristiana, y que sugiera además la idea de que la evangelización personal está limitada a aquellos que tienen tiempo y/o inclinación para tomar cursos especiales y aprender métodos especiales, atenta contra el principio que señala la responsabilidad de todo cristiano en la evangelización, justifica a

 

"aquellos que son negligentes, y desalienta a los que no pueden estudiar y dominar esas técnicas. En tal situación, la característica distintiva no es la relación con' Jesucristo, con el Espíritu Santo y con los demás miembros de la familia cristiana, sino más bien un "sistema" artificial que, por más eficazmente que sea aplicado por sus proponentes, tiende a hacer que todos los demás, voluntaria o involuntariamente, se sientan inútiles en 10 que a la evangelización concierne.

 

Iglesia y organismos auxiliares

 

En este punto, es importante distinguir entre la comunidad cristiana en general y aquellas

organizaciones independientes fundadas para una acción evangelizadora especializada, dirigida hacia un grupo o grupos en particular. Lo que se dice en este trabajo se refiere a la congregación cristiana tal como existe en su forma natural: un microcosmos de la iglesia universal, un conglomerado heterogéneo unido en una comunidad particular. No se aplica a organizaciones especializadas, de naturaleza homogénea, cuyos miembros pertenecen a distintas congregaciones y usan métodos uniformes, preparados para una finalidad evangelizadora claramente definida y limitada. Hasta donde puede decirlo el autor, el Nuevo Testamento no contiene instrucciones específicas para tales grupos, sino más bien se dirige a la familia cristiana en su totalidad: los fuertes y los débiles, los atractivos y los sin atractivo, los más dotados y los menos dotados, los brillantes y los humildes. La Iglesia de Cristo está formada por toda clase de ovejas. "Uno siembra, otro riega, mas Dios da el crecimiento". La Iglesia tiene sus Pablos y sus Bernabés, sus Pedros y sus Felipes, sus Estébanes y sus Simones, sus Marías y sus Martas.

 

Esto sugiere otro grave peligro para una metodología que no tome en cuenta al ministerio del Espíritu Santo en la totalidad de la comunidad cristiana. Es la tendencia a la uniformidad la que le impide a un cristiano ser él mismo en la plenitud del Espíritu Santo y de la comunión. Bajo tales condiciones, la influencia que como cristiano pueda producir es distinta a la que produciría si fuera realmente él mismo, único entre todos los cristianos en su manera de llevar su influencia de Cristo a aquellos entre quienes está colocado y para los cuales está particularmente adaptado. En cambio, bajo la presión del sistema, tiende a imitar a aquél cuyos métodos está aprendiendo. Se parte del supuesto de que lo que sirve para uno tiene que servir para todos. Esta generalización puede ser válida dentro de ciertos límites; pero si impide que un cristiano se encuentre con los dones que le son dados al nacer o con aquellos que le son otorgados por el Espíritu Santo, entonces ese sistema es subcristiano y peligroso.

 

El único manual completamente seguro y fidedigno sobre evangelización y testimonio personal es el Nuevo Testamento; pero lo cierto es que mientras más lo estudiamos menos posible resulta deducir de él un sistema de métodos de evangelización personal. Jesús empleaba un enfoque distinto con cada persona. A Nicodemo le recordó que "debía nacer de nuevo"; palabras que, por lo que sabemos, no le dijo a ninguna otra persona. Junto al pozo, le habló a la mujer samaritana de manera muy distinta. y con el joven rico o con el doctor de la ley empleó técnicas enteramente diferentes la forma en que trató al hombre ciego de nacimiento no sólo fue diferente de la empleada con las demás personas, sino aún de la empleada con otros ciegos. Jesús no trataba a dos personas de la misma manera. Sus formas de tratar a los hombres eran tan diversas como aquellos con quienes conversaba y razonaba. Sólo un fact~r permanecía constante en los contactos de Jesús con los hombres, y éste era su presencia personal. Esta misma presencia y asistencia está garantizaada a todo el que hace la labor de evangelista en la plenitud del Espíritu Santo (Mate o 28: 20).

 

El sistema de Andrés era diferente del de Pedro, y ambos diferían del de Pablo, quien había determinado "hacerse igual a cada uno, para que de alguna manera pueda salvar a algunos". Ni Pedro ni Pablo establecieron sistemas o métodos, salvo en el más general de los sentidos, por medio de los cuales sus disc1 pulas pudieran propagar el evangelio. "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros". había exhortado Pablo a su joven discípulo Timoteo (2 Timoteo 2:2), y así era como transmitía él sus métodos a sus discípulos. Ellos debían transmitir el mensaje a hombres que a su vez los transmitieran a otros; la forma en que ese mensaje debía propagarse quedaba librada a la personalidad y las dotes de cada mensajero. De hecho, nadie insistió tan enfáticamente como Pablo sobre la diversidad de cada cristiano en cuanto testigo: "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función (Romanos 12:3-4). El exhortó a cada cristiano a "andar como es digno de la vocación con que fuisteis llamados". Escribió: "A cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo" (Efesios 4:7). Describió todo el cuerpo bIen concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro " (Efesios4:16).

 

Pablo comprendía la maravillosa diversidad' en el cuerpo y la interdependencia de todas sus partes: "Si dijere el pie: porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?" Luego, con lógica irresistible, pregunta: "Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?

 

Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?" (1 Corintios 12:15-19). La diversidad es esencial. a la unidad de la Iglesia, y destruir esa diversidad es destruir la unidad. Por noble que sea su propósito, debemos guardarnos de los métodos institucionalizados que adoctrinan, regimentan y conforman a cada cristiano a un molde común ó a ser una copia 'en papel carbónico.

 

Donde se da más claramente la interpretación paulina de la misión de la iglesia es en su carta a los Efesios, donde describe la forma en que Cristo dió dones a los hombres: "Y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros profetas; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Efesios 4:11-12). Cada cristiano es equipado "para la obra del ministerio" al recibir el poder del Espíritu Santo y ser instruí do en la doctrina de los apóstoles, en la comunión fraternal, en el partimiento del pan y en las oraciones junto con los otros discípulos. Es capacitado para testificar de la realidad y pertinencia de Jesucristo, en base a su experiencia personal; es capacitado para comunicar a otros los hechos relacionados con Jesucristo, sobre los cuáles se basa esa relación personal. Instruido en las Escrituras tiene una fe defendible y es capaz de "responder a los que le preguntan, dando razón de la esperanza que hay en él". y todo esto lo hace a su manera y con las palabras que él mismo elige, entre aquellos con quienes está relacionado dondequiera que el Señor los haya "sembrado" en el mundo. "La expansión espontánea comienza con el esfuerzo del individuo cristiano por ayudar a su prójimo, cuando la experiencia común, las dificultades comunes, el trabajo común han unido primero a los dos. Es esa igualdad de comunidad y experiencia lo que hace que el uno entregue el mensaje en términos que el otro puede entender, y hace que el oyente enfoque el tema con simpatía y confianza -con simpatía, porque la experiencia común hace fácil y natural la aproximación; con confianza, porque el uno está acostumbrado a entender lo que el otro dice y espera entenderlo ahora".

 

Ahora bien, poseído' por el Espíritu Santo el cristiano se convierte en un testigo de Cristo en todo lo que hace, dondequiera que esté, veinticuatro horas al día, siete días por semana. Reconoce que ha sido "asido por Cristo" con un propósito y, como Pablo, trata de "asir" ese propósito (Filipenses 3:12). Todo lo que hace, aún las cosas más triviales, lo hace para la gloria de Dios. Cree que está donde está no por circunstancias accidentales sino por la soberana decisión de Dios. Su testimonio comienza donde se encuentra, en lo que está haciendo, entre aquellos con quienes está asociado. La expansión .espontánea es "aquella expansión que sigue a la actividad no organizada ni forzada de los miembros de la Iglesia que individualmente explican a otros el Evangelio que han hallado para si mismos.

 

La tarea inmediata

 

¿Qué se debe hacer para conducir a los cristianos a este testimonio positivo, efectivo? ¿Qué medios hay que usar para garantizar que todo cristiano cumpla su vocación como Cristo lo espera, utilizando los métodos que le sean propios en el Espíritu y adecuados a aquellos entre quienes Cristo lo "planta" y a quienes lo envía?

 

1. Cada creyente debe llegar a comprender que el ministerio de la proclamación pertenece a todos los cristianos. No está reservado a los relativamente pocos profesionales especialmente capacitados e instruidos para evangelizar; ni puede ser delegado en un grupo semi profesional que haya recibido un entrenamiento especial en técnicas de evangelización. La dinámica del Espíritu].l Santo capacita a todo cristiano para testificar, y Jesucristo ha prometido su Espíritu a todos los creyentes. Así como obró en él en la encarnación, el Espíritu Santo obrará ahora a través de todos los que creen en él. En realidad hay un solo evangelista, un solo Misionero, un solo Predicador, un solo Testigo; y ese Uno es el Espíritu Santo, que obra en y a través de todos los que toman en serio a Cristo y a su misión. La Gran Comisión es la obligación personal, ineludible de cada cristiano, ¡sin excepción!

 

2. Teniendo constantemente en cuenta esta visión de la responsabilidad personal en la evangelización, los cristianos deben ser instruidos en las Escrituras a fin de que conozcan la persona de Cristo y su misión en la historia, la razón de su muerte en la cruz y el significado de su resurrección.

 

3. Deben saber que la lucha en que están empeñados en la evangelización es una lucha "espiritual", y que la única arma que Dios ha provisto para ese conflicto es la "espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efesios 6: 1 7). Su disciplina principal, en consecuencia, ha de ser el estudio de las Escrituras a fin de ser cada vez más diestros en su uso (2 Timoteo 3:14-17).

 

4. Los cristianos deben ser estimulados a no pensar en su debilidad, como Pablo

(1 Corintios 2:3); deben aprender a depender de la eficacia de su arma y de la presencia y el poder del Espíritu Santo. Aquí también la inclinación a depender de los métodos más bien que del Espíritu Santo, puede ser un peligro. Difundir métodos de evangelización personal, si no se está debidamente en guardia, puede implicar que uno debe "confiar en la fuerza" o tratar de ser, en cierto modo, más fuerte que aquéllos a quienes les habla. Es casi como si el convertido en potencia debiera ser "conquistado", un resulltado que exige una fuerza superior de parte del evangelista. Si no se previene contra esto y se cuida, el evangelista tiene la idea de que no obtener una decisión significa un fracaso, y que los métodos tienen el propósito de evitar esto. Bajo esa compulsión se deben reforzar los arguumentos, refirmar el enfoque, perfeccionar las tácticas para lograr máximos resultados. Es tan fácil pasar por alto el hecho de que Jesús a menudo no obtuvo una respuesta positiva. El joven rico, por ejemplo, "se fue triste". La estrategia del esfuerzo humano es el camino del mundo; el camino del Espíritu es otro: "para que vuestra fe no esté fundada- en la sabiduría de los hombres, SlllO en el poder de Dios" (1 Corintios 2-:5). ¡La debilidad es una positiva ventaja para el cristiano! (2 Corintios 12:10).

 

5. Los cristianos deben unirse con otros en auténtica comunión, a fin de compartir sus experiencias, cargas, victorias y derrotas, debilidades y fallas, esperanzas y aspiraciones. Deben tener oportunidad de orar unos por otros, de llevar los unos las cargas de los otros, de exhortarse, reprenderse y amonestarse unos a otros "con salmos e himnos y canciones espirituales". Deben estudiar juntos las Escrituras y aprender unos de otros según el Espíritu de Dios los ilumine. Deben aprender a tomar en serio las profundas promesas del Señor, en Mateo 18:19-20; Lucas 11:13; Juan 14:12; Hechos 1:8; y muchas más.

 

6. Los cristianos deben concebir sus vidas como parte de un plan de Dios, considerar lo que hacen como una sagrada vocación, y el llegar donde están como el lugar en que Dios los ha puesto. Deben saber que sus tareas ordinarias, realizadas como para el Señor, son tan productivas para la eternidad como lo son las de su pastor. Deben saber que Dios los ha colocado donde están como sus contactos, sus centros de distribución, sus agentes, sus embajadores, sus vasos; a través de los cuales él habla, ama y obra. Deben creer que si el mundo en el cual viven, trabajan y conviven, ha de ser evangelizado, ellos son los medios que el Espíritu de Dios ha de emplear.

 

7. Hay que estimular a los cristianos a ser aquello para lo que Dios los ha capacitado; a darse a Cristo como sacrificios vivos, por medio de los cuales pueda ser demostrada su voluntad (Romanos 12: 1-2). Deben aprender a depender implícitamente de que el Espíritu que habita en ellos hace la obra de Cristo por ellos y testifica de Cristo por medio de ellos. y deben aprender a andar por fe en lo que concierne a resultados, comprendiendo que n() hay criterios adecuados por los cuales el cristiano pueda medir su efectividad. Deben comprender que el desear tales criterios a fin de poder medir el éxito que tienen es una suerte de codicia inconveniente; en realidad, puede ser una satisfacción egoísta que esté en directa oposición a la exhortación de nuestro Señor a negarnos a nosotros mismos (Lucas 9:23 compárese con Lucas 10:20). El éxito como tal es una ilusión; "se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" (1 Corintios 4:2). Deben aprender a "andar por fe" también en esto, y a dejar al Señor los resultados de su andar y su testimonio.

 

8. Los cristianos deberían recordar contínuaamente,la lección de Juan 15, de que el que

"permanece" en Cristo f en qmen su PaÍabra "permanece" dará mucho fruto. La estrategia básica para la máxima efectividad cristiana es la vida permanente. Cuando permanecemos en El y su Palabra permanece en nosotros, podemos estar seguros de que el fruto será abundante. No porque lo veamos, sino porque permanecemos.

 

Las ocho sugerencias anteriores colocan una tremenda obligación sobre los que son profetas, evangelistas, pastores y maestros. Estos, que han sido dados por Cristo a la Iglesia, tienen su propia tarea claramente determinada. Su responsabilidad es "hacer su trabajo de servicio para hacer crecer el cuerpo de Cristo" (Efesios 4: 12, Versión Popular); cueste lo que cueste en predicación, enseñanza, comunión, consejo y dirección.

 

Los métodos de evangelización son incontables. Son tan numerosos y diversos como la gran cantidad de personas a las que se debe llegar, más todas aquellas que han de alcanzarlas. La tarea de alcance mundial de la evangelización no se realizará si la organizamos como si fuera un departamento de la iglesia que requiriera énfasis y esfuerzos crecientes, sino por la renovación de la iglesia con una nueva infusión de la vida del Espíritu. En el prefacio a su famosa traducción de las epístolas J. B. Phillips lo ha expresado vívidamente. "Hay otra observación que hacer antes de que sean leídas estas cartas. Sin entrar en cansadores detalles históricos, necesitamos recordar que fueron escritas contra el trasfondo de un medio ambiente pagano, en el cual vivían sus destinatarios. No había iglesias, ni día domingo, ni libros acerca de la fe. La esclavitud, la inmoralidad sexual, la crueldad, el endurecimiento ante el sufrimiento humano, y una baja norma moral en la opinión pública eran universales; los viajes y las comunicaciones eran escasos y peligrosos; la mayor parte de la gente. era analfabeta. Hoy en día muchos cristianos hablan de las dificultades de nuestra época como si tuviéramos que esperar tiempos mejores antes que la religión cristiana pueda echar raíces. Es alentador recordar que esta fe echó raíces y floreció asombrosamente en condiciones que hubieran matado .en cuestión de semanas a cualquier otra cosa menos vital. .

 

"Aquellos primeros cristianos estaban inflamados por la convicción de que, por medio de Cristo, se habían convertido literalmente en hijos de Dios; eran los pioneros de una nueva humanidad, fundadores de un nuevo Remo. Ellos hablan todavía a través de los siglos. Tal vez si nosotros creyéramos lo que ellos creyeron, podríamos lograr lo que ellos lograron".